A veces esta sociedad en que vivimos nos hace perder la perspectiva de lo que realmente importa:
Un hombre de negocios norteamericano estaba en el embarcadero de un pueblecito costero de México cuando llegó una barca con un solo tripulante y varios atunes muy grandes.
El norteamericano felicitó al mexicano por la calidad del pescado, y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo.
El mexicano replicó: ¡Oh, sólo un ratito!
Entonces el norteamericano le preguntó por qué no se había quedado más tiempo para coger más peces.
El mexicano dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia.
El norteamericano volvió a preguntar: ¿Y qué hace con el reto del tiempo?
El mexicano contestó: Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unos tequilas y a tocar la guitarra con mis amigos. Tengo una vida plena y ocupada, señor.
El norteamericano dijo en tono burlón: Soy un graduado en Harvard y le podía echar una mano... Debería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande, con los beneficios que le reportaría ésta, podría comprar más barcas. Con el tiempo, podría hacerse con una flotilla de barcas de pesca. En vez de vender su captura a un intermediario, se la podría vender al mayorista; incluso podría tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización. Podría establecerse en Ciudad de México desde donde dirigiría su empresa en expansión...
-Pero señor, ¿cuánto tardaría todo eso?
-De quince a veinte años.
-Y luego ¿qué?
El norteamericano soltó una carcajada y dijo que esa era la mejor parte: Cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empresa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones.
- ¿Millones, señor? Y luego ¿qué?
Luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, hacer la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar un tequila y tocar la guitarra con sus amigos.
-BUENO, PUES ESO ES LO QUE HAGO AHORA, SEÑOR ¿POR QUÉ TENGO QUE ESPERAR VEINTE AÑOS?
Un hombre de negocios norteamericano estaba en el embarcadero de un pueblecito costero de México cuando llegó una barca con un solo tripulante y varios atunes muy grandes.
El norteamericano felicitó al mexicano por la calidad del pescado, y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo.
El mexicano replicó: ¡Oh, sólo un ratito!
Entonces el norteamericano le preguntó por qué no se había quedado más tiempo para coger más peces.
El mexicano dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia.
El norteamericano volvió a preguntar: ¿Y qué hace con el reto del tiempo?
El mexicano contestó: Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unos tequilas y a tocar la guitarra con mis amigos. Tengo una vida plena y ocupada, señor.
El norteamericano dijo en tono burlón: Soy un graduado en Harvard y le podía echar una mano... Debería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande, con los beneficios que le reportaría ésta, podría comprar más barcas. Con el tiempo, podría hacerse con una flotilla de barcas de pesca. En vez de vender su captura a un intermediario, se la podría vender al mayorista; incluso podría tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización. Podría establecerse en Ciudad de México desde donde dirigiría su empresa en expansión...
-Pero señor, ¿cuánto tardaría todo eso?
-De quince a veinte años.
-Y luego ¿qué?
El norteamericano soltó una carcajada y dijo que esa era la mejor parte: Cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empresa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones.
- ¿Millones, señor? Y luego ¿qué?
Luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, hacer la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar un tequila y tocar la guitarra con sus amigos.
-BUENO, PUES ESO ES LO QUE HAGO AHORA, SEÑOR ¿POR QUÉ TENGO QUE ESPERAR VEINTE AÑOS?