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Durante aquél año 1963 falle Juan XXIII y le sucede Pablo VI como nuevo Papa, Martin Luther King hace su famoso discurso"He tenido un sueño...", es asesinado en Dallas el presidente J. F Kennedy, Anquetil gana la Vuelta y el Tour en ciclismo, unos jóvenes de Liverpool que se hacen llamar Beatles cantan "Love me do" y"Pleasse pleasse me".
Mientras, Cordovín se estaba adaptando al ruidoso y espectacular batallón de "LAN" (una docena de tractores por lo menos) que había invadido el pueblo con sus traillas, para nivelar los terrenos por donde pasaría el futuro canal de regadío; entonces, el único tractor que había en el pueblo, el de Agustín, parecía diminuto ante aquellos "mónstruos de 100 caballos); todas las mañanas venía de Badarán (donde dormían) a flota ruidosa, todas las tardes partían en la misma formación atronadora. La atracción para unos niños como nosotros de estos "bichos" era tremenda, a los cuales imitábamos, con miniaturas de plástico compradas en fiestas a la Encarna y la Salus (nuestras recordadas chucheras), en el montón de arena que el señor Florencio tenía en la Plaza para construir el lado este de su casa.
Este año, la Sección Femenina también puso un poco patas arriba el pueblo. Su misión era enseñar labores y trabajos manuales a las jovenes de los pueblos, era
una ala politico-social del Movimiento que enseñó a hacer todo tipo de cosas (costura, punto, decoración). Es la primera vez que oía la palabra "bombachos", un pantalón corto y ancho, ceñido a las piernas por costura elástica, que borraba todo tipo de perfil femenino, para que las chicas hicieran ginnasia; vamos, el precursor del minisort pero con vuelos.
Mientras esto ocurría: José Guardiola con "Dí papa"y Marisol con "Tómbola"sonaban en la radio; la serie de televisión Rin-Tin-Tin se había ido del pueblo con don José (el anterior cura) y la torre de la iglesia estaba muy triste sin antena; tendíamos que esperar un tiempo para poder ver Bronco y Bonanza en el café de Mauricio. Tiempos aquellos que las horas, días y años eran más largos y divertidos.
Nacho.
Mientras, Cordovín se estaba adaptando al ruidoso y espectacular batallón de "LAN" (una docena de tractores por lo menos) que había invadido el pueblo con sus traillas, para nivelar los terrenos por donde pasaría el futuro canal de regadío; entonces, el único tractor que había en el pueblo, el de Agustín, parecía diminuto ante aquellos "mónstruos de 100 caballos); todas las mañanas venía de Badarán (donde dormían) a flota ruidosa, todas las tardes partían en la misma formación atronadora. La atracción para unos niños como nosotros de estos "bichos" era tremenda, a los cuales imitábamos, con miniaturas de plástico compradas en fiestas a la Encarna y la Salus (nuestras recordadas chucheras), en el montón de arena que el señor Florencio tenía en la Plaza para construir el lado este de su casa.
Este año, la Sección Femenina también puso un poco patas arriba el pueblo. Su misión era enseñar labores y trabajos manuales a las jovenes de los pueblos, era
una ala politico-social del Movimiento que enseñó a hacer todo tipo de cosas (costura, punto, decoración). Es la primera vez que oía la palabra "bombachos", un pantalón corto y ancho, ceñido a las piernas por costura elástica, que borraba todo tipo de perfil femenino, para que las chicas hicieran ginnasia; vamos, el precursor del minisort pero con vuelos.
Mientras esto ocurría: José Guardiola con "Dí papa"y Marisol con "Tómbola"sonaban en la radio; la serie de televisión Rin-Tin-Tin se había ido del pueblo con don José (el anterior cura) y la torre de la iglesia estaba muy triste sin antena; tendíamos que esperar un tiempo para poder ver Bronco y Bonanza en el café de Mauricio. Tiempos aquellos que las horas, días y años eran más largos y divertidos.
Nacho.
me gustaria que explicases un poco mejor lo de la antena de la iglesia.
saludos.
saludos.
De los curas que han pasado por Cordovín, al primero que yo recuerdo es a Don José. Llegó al pueblo a finales de los 50, era un joven sacerdote de Sojuela que vino acompañado de sus padres, dos agradables señores llamados Margarita y Regino. En el edificio del ayuntamiento se había costruído la doble escalera del frontis para dar acceso a la planta alta, donde se habilitaron dos pisos. El de la derecha entrando se le designo al nuevo párroco, el de la izquierda a dos maestras.
Se ve que era un cura con posibles pues, además de poner cine los domingos en le escuela de abajo (recuerdo una película de Charlot desfilando que provocó mi primer retorcimiento de risa), puso en su piso la primera televisión del pueblo; como la señal de las ondas era perezosa, pidió ayuda a Dios e instaló la antena en el tejado de la torre.
Siempre recordaré la enorme paciencia que la buena de su madre tuvo que tener para serenar a la inquieta muchachada, que cada tarde de domingo se agolpaba en la puerta ansiosa por entrar a ver "las aventuras de Rin Tin Tin y el cabo Rusty". Recuerdo la tele en la reducida cocina a oscuras, todos sentados en el suelo contemplando entusiasmados la foto fija de la carta de ajuste pues habíamos entrado antes de que se iniciara la emisión; o cuando había tanto barro en nuestros zapatos que la señora Margarita nos hacía dejarlos en el pasillo, con el consiguiente lío que se formaba a la salida para dar con el calzado de cada cual.
Insisto, aquel tiempo lento y divertido...
Se ve que era un cura con posibles pues, además de poner cine los domingos en le escuela de abajo (recuerdo una película de Charlot desfilando que provocó mi primer retorcimiento de risa), puso en su piso la primera televisión del pueblo; como la señal de las ondas era perezosa, pidió ayuda a Dios e instaló la antena en el tejado de la torre.
Siempre recordaré la enorme paciencia que la buena de su madre tuvo que tener para serenar a la inquieta muchachada, que cada tarde de domingo se agolpaba en la puerta ansiosa por entrar a ver "las aventuras de Rin Tin Tin y el cabo Rusty". Recuerdo la tele en la reducida cocina a oscuras, todos sentados en el suelo contemplando entusiasmados la foto fija de la carta de ajuste pues habíamos entrado antes de que se iniciara la emisión; o cuando había tanto barro en nuestros zapatos que la señora Margarita nos hacía dejarlos en el pasillo, con el consiguiente lío que se formaba a la salida para dar con el calzado de cada cual.
Insisto, aquel tiempo lento y divertido...
