esto es lo que dice el "sopero" MIGUEL IBAÑEZ RODRIGUEZ (doctor en filologia), de nuestro clarete.
LAS PALABRAS DE LA VID Y EL VINO
¡UN CORDOVIN!
Todos sabemos qué es un rioja, un jerez o un burdeos. Sabemos que detrás de esos nombres hay grandes denominaciones que con esfuerzo y con importantes campañas publicitarias han conseguido que su vino se conozca con el nombre de su tierra. Buscando así un elemento diferenciador de cara al consumidor. Resulta sorprendente, sin embargo, que algo tan grande lo haya conseguido un pueblo tan pequeño: Cordovín.
Por cierto, La Rioja no es una tierra con nombre de vino, como dice la publicidad. Es justo lo contrario: el Rioja es un vino con el nombre de una tierra.
El documento más antiguo que habla de Cordovín es del 23 de mayo del año 946. En él se explica cómo la villa, junto con las de Barberana y Barberanilla -hoy desaparecidas- son entregadas por el rey García Sánchez I con todas sus posesiones, incluidas las personas, al Monasterio de San Millán.
Por Cordovín nunca ha atravesado ninguna ruta importante, ni en el pasado, ni en la actualidad. Por eso, ha sufrido y sufre cierto aislamiento. La calzada romana trascurría por Valpierre. El Camino Real, que unía en la Edad Media la importante corte najerina con San Millán, discurría por el valle del Cárdenas y el Camino de Santiago quedaba y queda cerca, pero no pasa por la villa. Tampoco hoy día se beneficia de la llamada ruta de los monasterios.
Cordovín ha sido y es conocido por su vino: el clarete. Término al que le dedicamos el primero de los artículos de esta sección, por lo que no vamos ahora a insistir más. El cultivo de la vid y la elaboración del vino es la principal actividad del municipio. La vid es casi un monocultivo. Tienen una larga tradición vitivinícola, siendo la variedad garnacha la más apreciada, por ser imprescindible para la elaboración de sus claretes.
Lo curioso del caso es que han conseguido ponerle nombre al clarete de su pueblo, sin gastarse un duro en publicidad. Estamos ante un caso digno de estudio para los especialistas del marketing del vino. Es costumbre arraigada y frecuente en muchos bares del País Vasco y en la zona de Cantabria más próximas aquél, pedir el clarete de Cordovín con la voz: “un cordovín”. Así pues, cordovín es el vino clarete que se cría y elabora en el municipio riojano del mismo nombre.
Cordovín es un nombre ligado a la reconquista. La hipótesis más probable para su etimología es que sea un diminutivo de Cordoba, con el sufijo -vin. Córdoba es nombre fenicio romanizado después: Cortuba/Córdoba. Serían sus repobladores mozárabes, procedentes de Córdoba, los que le pondrían el nombre.
La novedad que aquí anotamos es que Cordovín, además de ser el nombre de un pueblo de La Rioja, es el nombre que se usa para pedir el vino clarete que en él se produce. Estamos, en su origen, ante un neologismo semántico, ante una nueva acepción para un nombre ya existente. Hoy lo comenzamos a escribir, con minúscula, por ser nombre común, con lo que lo dotamos de cierta autonomía. Su futuro dependerá de su uso, ligado al éxito del vino clarete de Cordovín.
Se trata, en todo caso, de un vino que, como dicen por el pueblo, está tremendo, como el de la foto. A fe que es verdad.
LAS PALABRAS DE LA VID Y EL VINO
¡UN CORDOVIN!
Todos sabemos qué es un rioja, un jerez o un burdeos. Sabemos que detrás de esos nombres hay grandes denominaciones que con esfuerzo y con importantes campañas publicitarias han conseguido que su vino se conozca con el nombre de su tierra. Buscando así un elemento diferenciador de cara al consumidor. Resulta sorprendente, sin embargo, que algo tan grande lo haya conseguido un pueblo tan pequeño: Cordovín.
Por cierto, La Rioja no es una tierra con nombre de vino, como dice la publicidad. Es justo lo contrario: el Rioja es un vino con el nombre de una tierra.
El documento más antiguo que habla de Cordovín es del 23 de mayo del año 946. En él se explica cómo la villa, junto con las de Barberana y Barberanilla -hoy desaparecidas- son entregadas por el rey García Sánchez I con todas sus posesiones, incluidas las personas, al Monasterio de San Millán.
Por Cordovín nunca ha atravesado ninguna ruta importante, ni en el pasado, ni en la actualidad. Por eso, ha sufrido y sufre cierto aislamiento. La calzada romana trascurría por Valpierre. El Camino Real, que unía en la Edad Media la importante corte najerina con San Millán, discurría por el valle del Cárdenas y el Camino de Santiago quedaba y queda cerca, pero no pasa por la villa. Tampoco hoy día se beneficia de la llamada ruta de los monasterios.
Cordovín ha sido y es conocido por su vino: el clarete. Término al que le dedicamos el primero de los artículos de esta sección, por lo que no vamos ahora a insistir más. El cultivo de la vid y la elaboración del vino es la principal actividad del municipio. La vid es casi un monocultivo. Tienen una larga tradición vitivinícola, siendo la variedad garnacha la más apreciada, por ser imprescindible para la elaboración de sus claretes.
Lo curioso del caso es que han conseguido ponerle nombre al clarete de su pueblo, sin gastarse un duro en publicidad. Estamos ante un caso digno de estudio para los especialistas del marketing del vino. Es costumbre arraigada y frecuente en muchos bares del País Vasco y en la zona de Cantabria más próximas aquél, pedir el clarete de Cordovín con la voz: “un cordovín”. Así pues, cordovín es el vino clarete que se cría y elabora en el municipio riojano del mismo nombre.
Cordovín es un nombre ligado a la reconquista. La hipótesis más probable para su etimología es que sea un diminutivo de Cordoba, con el sufijo -vin. Córdoba es nombre fenicio romanizado después: Cortuba/Córdoba. Serían sus repobladores mozárabes, procedentes de Córdoba, los que le pondrían el nombre.
La novedad que aquí anotamos es que Cordovín, además de ser el nombre de un pueblo de La Rioja, es el nombre que se usa para pedir el vino clarete que en él se produce. Estamos, en su origen, ante un neologismo semántico, ante una nueva acepción para un nombre ya existente. Hoy lo comenzamos a escribir, con minúscula, por ser nombre común, con lo que lo dotamos de cierta autonomía. Su futuro dependerá de su uso, ligado al éxito del vino clarete de Cordovín.
Se trata, en todo caso, de un vino que, como dicen por el pueblo, está tremendo, como el de la foto. A fe que es verdad.
Siempre con aportaciones interesantes, muy bueno Toño.
De esa identidad de pedir "un Cordovín", a buen seguro que muchos lo desearían en cualquier otro lugar si señor.
De esa identidad de pedir "un Cordovín", a buen seguro que muchos lo desearían en cualquier otro lugar si señor.