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CORDOVIN: Muy bien Lourdes, a ver si rellenamos el tronco que...

TIEMPOS DE MUSGO Y FRÍO.

Los Niños de San Ildefonso cantaban el preludio navideño en la radio con cifras entonadas de suerte, se iniciaban unas golosas vacaciones.
La recogida de musgo para el belén de la iglesia era un ceremonial ineludible para algunos monaguillos que, encantados, colaborábamos en el montaje del Nacimiento que se colocaba en el ricón izquierdo del altar mayor; aquel conjunto de figurillas de barro, distribuidas bajo las indicaciones del párroco, formaban un mágico y encantador mundo que embelesaba mi inquieta imaginación. Durante estos días la iglesia me mostraba su cara más amable y risueña, siendo una gozada escuchar los alegres villancicos mientras contemplaba aquel mundillo de corcho, musgo y barro que formaba el Portal de Belén.
Con cesta de anea y tapa en el brazo, y acompañado de alguna hermana,íbamos de puerta en puerta de familiares y allegados a pedir la COLACIÓN. La cesta se llenaba de castañas, nueces y mandarinas, con algún mazapán, guirlache y turrón; este recorrido marcaba una red de afinidades, afecto y relación, trenzando familiaridad y amistades; una colación B que guardábamos en la cesta de la memoria.
Un ambiente sereno y relajado, con aroma a castaña cocida, pendía en los hogares al calor de la cocina económica; en un discreto ricón, una caja de zapatos invertida y tres maltrechas figurillas hacían de tierno Belén...
Noches buenas de compota y villancico serenaban espíritus contrariados y despertaban afectos olvidados. Días de mazapán y turrón que endulzaban vidas apenadas y paladares golosos como el mío. Días de parabienes bienintencionados:"Feliz Navidad","Que paséis buenos días","Feliz y próspero año nuevo"...
El entusiasmante y mágico Día de Reyes era el colofón de tanto día intenso. Un estuche de lápices de color Alpine era suficiente para encarar el largo y frío Enero, que nos situaba de nuevo en la dura y pura realidad.
Nacho.
FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO A TODOS.

Qué bonito lo cuentas todo... Nacho, yo nunca participé en la preparación del Belén de la iglesia, pero me imagino a los monaguillos revoloteando y queriendo aportar ideas y a D. Luis... ¡en su salsa, ja ja ja!

Pero en mi casa hacíamos un pequeño Belén con las figuras esenciales -no teníamos más- Nacimiento con mula y buey, reyes magos, y algún pastor) que poníamos en la entrada de casa encima de una mesa-tronco de árbol, y donde el "portal" era una antigua cepa hueca, **mira ahora sería una idea original, entonces era recurrente**, recuerdo con un cariño especial lo de ir a buscar musgo y colocar las figuritas que por aquel entonces eran de barro y alguna iba pegada con pegamento "imedio" varias veces. Más tarde esas mismas figuras se fueron aumentando aunque "de plástico"... y me hacía una gran ilusión ponérselo a mis hijos de pequeños, incluso quitábamos una puerta para hacer de base, y como era tan grande hacíamos huertos con diferentes colores (harina, pimentón, pan rallado... pues la cosa llegó a ser pueblo con sus casas de cerámica con luces y sus inquilinos merodeando por todo el belén), y era visitado por todos los niños de los acuartelamientos que querían aportar leones, tigres, "la granga de -play móvil-etc. Vamos que montábamos el Belén. No como el de PEPE...

También se ponía un árbol,--- idea de la tía Irene--- que consistía en una rama seca de los olmos de detrás de casa, forrada de papel de aluminio... (del de las envueltas de chocolate), lleno de cajitas vacías forradas colgadas por las ramas, (más tarde en mi casa eran de medicamentos con dulces dentro).
Conforme los hijos se van haciendo mayores... se va enfriando un poco todo este tinglado y seguramente desempolvaremos el belén cuando haya niños otra vez.
La colación la recuerdo similar a como la cuenta Nacho, por las casas de tíos, abuelos y algún vecino... y cuanta ilusión si te echaban guirlache de nueces casero o algún pequeño trocito de turrón (ese que partía el padre con el gancho de la cocina encima de la pata de la mesa... que era durísimo y bien racionado por el patriarca para que llegara para todas las navidades).
Vamos, unos recuerdos entrañables, y un gran espíritu navideño.

Muy bien Lourdes, a ver si rellenamos el tronco que yo he iniciado y completamos un bonito árbol de navidad.