Nunca olvidaré las apasionantes jornadas de
caza mayor con este hombre en la
sierra de Urbión y sus aledaños. Aquellos ascensos a la postura que nos conducian a las cumbres de Camperón, Pantorra, Arrastraculos... con más de medio metro de
nieve. Eran las posturas más difíciles pero también las frecuentadas por los mejores
trofeos. El esfuerzo siempre merecia la pena.
Los desayunos al
amanecer en La Venta de Goyo, las cenas con la cuadrilla en Viniegra de abajo o las posteriores rondas de cubatas
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