Teneis razón, es una pena que la gente no quiera danzar y que se pueda perder la tradición. Pero me atrevo a decir en nombre de todos los danzadores, que NO BAILAMOS POR DINERO. Lo que queríamos era reunirnos un día para disfrutar todos juntos y comentar nuestras impresiones sobre por ejemplo, cómo fomentar la danza entre los más jóvenes o quedar y organizarnos fuera de los días de fiestas.
Cuando el Ayuntamiento daba dinero para organizar el famoso "lunch" después de danzar, la mayoría de los danzadores prefería ir a casa a ducharse cuanto antes. Así, el vermut se convertía en un grupillo de personas que pasaban por la cochera de Inocencio (por cierto Ino, gracias por dejar tu cochera), pinchaba un par de navajas, bebía un poco de cocacola o vino y marchaba corriendo a casa como si se tratase de un fast-food. Apenas nos daba tiempo de comentar las incidencias surgidas en la danza. De este modo, decidimos que no nos pagasen más ese lunch y que nos dieran ese dinero para hacer una cena. Y esa es la historia del dichoso dinero de los danzadores. Ahora bien, todavía no se ha hecho la cena, así que cuando querais, decirmelo y quedamos un día.
En cuanto a las tradiciones perdidas, parece poco probable que un niño quiera formar parte de un colectivo, como los danzadores, quienes parecemos unos usureros que todo lo hacen por dinero, estamos un poco desprestigiados con frases como "si danzan quieren que se les pague". Sólo alguien que no ha danzado en su pueblo puede decir eso, se danza por orgullo y el orgullo ni se compra ni se vende.
Beatriz Manero.
Cuando el Ayuntamiento daba dinero para organizar el famoso "lunch" después de danzar, la mayoría de los danzadores prefería ir a casa a ducharse cuanto antes. Así, el vermut se convertía en un grupillo de personas que pasaban por la cochera de Inocencio (por cierto Ino, gracias por dejar tu cochera), pinchaba un par de navajas, bebía un poco de cocacola o vino y marchaba corriendo a casa como si se tratase de un fast-food. Apenas nos daba tiempo de comentar las incidencias surgidas en la danza. De este modo, decidimos que no nos pagasen más ese lunch y que nos dieran ese dinero para hacer una cena. Y esa es la historia del dichoso dinero de los danzadores. Ahora bien, todavía no se ha hecho la cena, así que cuando querais, decirmelo y quedamos un día.
En cuanto a las tradiciones perdidas, parece poco probable que un niño quiera formar parte de un colectivo, como los danzadores, quienes parecemos unos usureros que todo lo hacen por dinero, estamos un poco desprestigiados con frases como "si danzan quieren que se les pague". Sólo alguien que no ha danzado en su pueblo puede decir eso, se danza por orgullo y el orgullo ni se compra ni se vende.
Beatriz Manero.