Un domingo de Ramos de 1960, con el
agua por los tobillos, con la Guardia Civil, mosquetón en mano, los habitantes del Viejo
Mansilla abandonaron, atropelladamente sus
casas, para ir a un nuevo
pueblo, donde aun no había luz eléctrica, las
calles no estaban terminadas de asfaltar, y no existía un solo
pajar donde cobijar el
ganado. Y a base de mucha lucha, y con tesón, los pocos mansillanos que se fueron a su nuevo pueblo, pusieron en marcha este Mansilla de ahora…