En
Mansilla de la
Sierra los restos arqueológicos emergen del
agua de forma intermitente. La antigua villa, ’emigrada’ a finales de los años 50 para dejar que el
pantano cubriera toda su extensión, reaparece cada año cuando la ausencia de precipitaciones va aliviando la capacidad del
embalse.
Tan solo la
ermita de
Santa Catalina ‘sobrevive’ a la previsible inundación, aunque este mes de octubre sus visitantes se darán cuenta de que su extensión va mucho más allá de la modesta
capilla erigida sobre la ladera. Los arqueólogos, con José Manuel Martínez Torrecilla al frente, han conseguido desenterrar los restos de la
iglesia románica de la que formaba parte desde el siglo XIII hasta su abandono con la marcha del
pueblo al
valle.
A mediados de mes iniciaron unas excavaciones que han logrado liberar gran parte de la planta del antiguo templo, que eleva la
antigüedad del complejo religioso de la Mansilla
medieval. “La ermita es solo la cabecera de una antigua iglesia de tres naves; no había ninguna documentación sobre cómo era la
parroquia, de la que suponíamos que tenía tres naves pero no que contara con un
pórtico al sur ni una
torre, como hemos averiguado”, señala a NueveCuatroUno el director de la excavación.
Pero no queda ahí el hallazgo. Gracias a las indagaciones de Martínez Torrecilla y su equipo, han podio constatar que la iglesia se asienta sobre los restos de una parroquia anterior y de “otro
edificio más antiguo de planta rectangular, que aún no tenemos datado pero que sospechamos, por el material cerámico encontrado en el entorno, que puede ser del siglo IV o V después de
Cristo”.
“Llevamos excavada algo más de la mitad de la iglesia y conocemos muy bien su planta, pero nos queda por conocer mejor su necrópolis”, apunta el arqueólogo, detallando que “lo seguiremos haciendo en función de la inversión de que dispongamos”. No se atreve a establecer plazos, pero desliza que con dos campañas más la antigua parroquia podría quedar al descubierto por completo.