La palabra que no aparece en ningun diccinario, ni en el de riojanismos es "LLEVAR EL TELLO".
"El tello" era un regalo que se hacía a los vecinos o parientes cercanos, en tiempos de matanza.
Se solía repartir en dos veces. La primera consistia en el reparto de las viceras, quiza por problemas de conservación, el hígado, los pellejos o incluso morcillas, que era el primer embutido que se hacía.
Una vez "descuartizado" el cerdo, se llevaba el segundo "Tello" que solia ser un trozo de lomo, un chorizo y una morcilla.
Los dias de matanza eran dias de abundancia y aegria. Una vez superado el terror que nos provocaban los chillos del pobre cerdito, a los niños nos encantaba llevar el tello a los vecinos; siempre caía alguna propinilla.
"El tello" era un regalo que se hacía a los vecinos o parientes cercanos, en tiempos de matanza.
Se solía repartir en dos veces. La primera consistia en el reparto de las viceras, quiza por problemas de conservación, el hígado, los pellejos o incluso morcillas, que era el primer embutido que se hacía.
Una vez "descuartizado" el cerdo, se llevaba el segundo "Tello" que solia ser un trozo de lomo, un chorizo y una morcilla.
Los dias de matanza eran dias de abundancia y aegria. Una vez superado el terror que nos provocaban los chillos del pobre cerdito, a los niños nos encantaba llevar el tello a los vecinos; siempre caía alguna propinilla.
Yo de crio recuerdo que mi padre cuando hacíamos la matanza me mandaba subirle la tajada al cura don Santiago y a la Patro la Goya.