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El orígen del monasterio se hallaunido a la historia de San Millán, pastor y ermitaño nacido en Berceo, cerca de haro, que falleció en el año 574.
El cenobio sufrió numeroas vicisitudes desde su creación en época visigoda.
La iglesia de Suso fue consagrada en 984, ofreciendo un sencillo exterior, pero conserva en el alero del tejado los primitivos modillones. En el atrio se hallan situadas las tumbas de los Siete Infantes de Lara, de su ayo Nuño Salido y de tres reinas de Navarra: Tota, Ximena y Elvira.
La puerta de acceso al templo presenta un arco de herradura mozárabe. El interior muestra dos naves separadas por tres arcos de heradura y, en la parte de la cabecera, dos capillas gemelas esquiladas. Bajo la roca, en el lado del evngelio, se abren tres cuevas: una de ellas guardó hasta 1053 el sepulcro de San Millán y conserva, en su lugar, una magnífica escultura románica yacente del santo, fechada hacia la mitad del siglo 12.
Substiste también la capilla románica edificada en la misma centura para cobijar los restos del ermitaño De Berceo.
Durante muchos siglos el altar de esta iglesia-monasterio estuvo presidido por un retablo con pinturas góticas alusivas a la vida y milagros de San Millán, según el texto escrito por Gonzalo de Berceo en el siglo 13.
El cenobio sufrió numeroas vicisitudes desde su creación en época visigoda.
La iglesia de Suso fue consagrada en 984, ofreciendo un sencillo exterior, pero conserva en el alero del tejado los primitivos modillones. En el atrio se hallan situadas las tumbas de los Siete Infantes de Lara, de su ayo Nuño Salido y de tres reinas de Navarra: Tota, Ximena y Elvira.
La puerta de acceso al templo presenta un arco de herradura mozárabe. El interior muestra dos naves separadas por tres arcos de heradura y, en la parte de la cabecera, dos capillas gemelas esquiladas. Bajo la roca, en el lado del evngelio, se abren tres cuevas: una de ellas guardó hasta 1053 el sepulcro de San Millán y conserva, en su lugar, una magnífica escultura románica yacente del santo, fechada hacia la mitad del siglo 12.
Substiste también la capilla románica edificada en la misma centura para cobijar los restos del ermitaño De Berceo.
Durante muchos siglos el altar de esta iglesia-monasterio estuvo presidido por un retablo con pinturas góticas alusivas a la vida y milagros de San Millán, según el texto escrito por Gonzalo de Berceo en el siglo 13.