También tuve la suerte de conocer este precioso lugar, que además goza de tener gente agradable, sana, que se siente lo humano en lo mejor que tenemos: bondad, amabilidad, respeto y solidaridad.
En especial, Pilar Hernández y su hermano Guillermo, en ellos se aprecian todas las virtudes y lo mejor, haberlos conocido y compartido con ellos los más gratos momentos que nunca olvidaré.
Un gran abrazo y Dios quiera con la
Virgen preciosa que Uds. Veneran en ese cerro de ensueño, y que algún día pueda
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