VINIEGRA DE ABAJO: EL HOMBRE LLEGÓ A VINIEGRA...

EL HOMBRE LLEGÓ A VINIEGRA
Eran tiempos de estraperlo, el deseo de poder comer y beber bien era lo más importante, aquel hombre venido desde más allá del Puerto de Cameros, por carreteras de tierra y piedras, de las que hace ahora casi ochenta años, con una acémila tirando de un carro de varas, con pellejos de vino y garrafones del vino tinto de Rioja, y entre estos garrafones, uno lleno de aceite, de 16, litros, para poder tener suministro su familia en tierras de Soria, donde la principal cosecha eran los pinares y su madera, además de la resina que entonces se compraba a buen precio, el hombre aquel llevo madera hasta la Rioja, y de vuelta para su casa soriana, llevaba su mercancía que era muy preciada en aquellos años. El hombre aquel llegó a Viniegra, en una noche muy negra, la acémila se le había roto la herradura, y tuvo que buscar a un herrador, para poder continuar el camino, sin dejar de perder de vista a su preciada mercancía, en sus alforjas llevaba un poco de comida con chorizo casero, y algún torrezno típico de esa tierra castellana, además llevaba una cebadera para que el animal comiese sin perder el tiempo. El carro llevaba un farol encendido, para poder ser visto desde lejos, aunque esa zona entonces era Castilla la Vieja, y no existía demasiada vigilancia, ya que era una temeridad andar de noche por esos caminos de sierra, siguió subiendo el Puerto de Cameros, hasta llegar al amanecer a las tierras sorianas, donde su familia al verle llegar, se lanzaron sobre el carro, para recoger los pellejos de vino y garrafones, e introducirlos en dicha vivienda. Para adivinar donde venía el aceite de estraperlo. Que le solucionario todo el problema del año de dicho consumo. Fueron tiempos de andar por los caminos, sin temor a la noche ni sus fantasmas, el hambre y la necesidad de poder estar alimentado, hicieron valientes a personas que de otra manera nunca se habrían arriesgado. G X Cantalapiedra.