LA NOCHE SE PUSO NEGRA CERCA DE VINIEGRA
Eran las tres de la madrugada, de aquel fatídico 24 de diciembre del año, 1963. Un matrimonio con su coche SEAT seiscientos, casi recién estrenado, iban camino de su tierra de Logroño, procedían de Madrid. Habían salido de la capital de España, sobre las nueve de la noche, el frio se sentía en el ambiente, y la niebla hizo presencia nada más pasar Alcalá de Henares, todo el recorrido fue tortuoso, y la visibilidad nefasta, En el Puerto de Alcolea el hielo ofrecía mucho peligro, aunque el matrimonio iban con la ilusión, de pasar esos días de Navidad con su familia. Al llegar a Almazán, el río Duero lanzaba su niebla sobre todo el entorno de esa ciudad soriana. El matrimonio sin perder tiempo, siguieron el camino hasta la ciudad de Soria, donde iniciaron el recorrido para Logroño, pero la niebla les despisto, y en vez de subir el Puerto de Piqueras, circularon con dirección hacía el Puerto de Cameros. La soledad de la noche se sentía en el viaje, ni una sola luz de ningún vehículo se cruzaba con ellos, pero en la cima del Puerto, con un frío endiablado, apareció un ser raro y mal vestido, con un hacha grande en sus manos. La niebla allí no existía, solo la soledad de la carretera, entonces en no muy buen estado, el matrimonio se asustó, pero el marido dijo no paro, este bicho está loco, y así parecía, hicieron como que iban a minorar su marcha, pero al llegar donde estaba aquel ser raro, acelero el coche con toda su fuerza, el ser aquel lanzó su hacha contra el automóvil, en la parte trasera, y notaron un ruido tremendo, pero sin dejar de huir de aquel lugar fatídico, Bajaron dicho Puerto con bastante rapidez, pero al llegar a Viniegra de Arriba, pararon en aquel pueblo casi desierto, para ver que les había hecho el loco del hacha. Solo tenían el paragolpes un poco abollado, y decidieron seguir su camino sin pensarlo demasiado, aunque a pocos kilómetros está el pueblo de Viniegra de Abajo, donde tuvieron que parar de nuevo al ver como el coche daba bandazos, y tener su rueda trasera derecha pinchada. En la calle principal por donde pasa la carretera, allí decidieron cambiar la rueda, poniendo la de repuesto, el silencio en el pueblo era solo roto por ladridos de perros, así y todo, un hombre se les acerco, mientras cambiaban la rueda, y les dijo, estas carreteras por las noches, tienen mucho peligro, hay locos que se divierten asustando a los que pasan por aquí, El matrimonio se miró, y en su mirada se notaba el miedo que acaban de pasar, sin comentar nada a ese hombre, que tampoco les ofrecía mucha seguridad, Salieron de Viniegra de Abajo, con más miedo aun que habían entrado, todo les parecía raro, aunque la carretera empezaba a ser más llana, y la niebla se disipaba, de madrugada llegaron a su destino, pero no contaron su episodio de miedo en el Puerto de Cameros. Pensaron, mejor no contar nada, si no puede ser, que nos llamen miedosos. G X Cantalapiedra.
Eran las tres de la madrugada, de aquel fatídico 24 de diciembre del año, 1963. Un matrimonio con su coche SEAT seiscientos, casi recién estrenado, iban camino de su tierra de Logroño, procedían de Madrid. Habían salido de la capital de España, sobre las nueve de la noche, el frio se sentía en el ambiente, y la niebla hizo presencia nada más pasar Alcalá de Henares, todo el recorrido fue tortuoso, y la visibilidad nefasta, En el Puerto de Alcolea el hielo ofrecía mucho peligro, aunque el matrimonio iban con la ilusión, de pasar esos días de Navidad con su familia. Al llegar a Almazán, el río Duero lanzaba su niebla sobre todo el entorno de esa ciudad soriana. El matrimonio sin perder tiempo, siguieron el camino hasta la ciudad de Soria, donde iniciaron el recorrido para Logroño, pero la niebla les despisto, y en vez de subir el Puerto de Piqueras, circularon con dirección hacía el Puerto de Cameros. La soledad de la noche se sentía en el viaje, ni una sola luz de ningún vehículo se cruzaba con ellos, pero en la cima del Puerto, con un frío endiablado, apareció un ser raro y mal vestido, con un hacha grande en sus manos. La niebla allí no existía, solo la soledad de la carretera, entonces en no muy buen estado, el matrimonio se asustó, pero el marido dijo no paro, este bicho está loco, y así parecía, hicieron como que iban a minorar su marcha, pero al llegar donde estaba aquel ser raro, acelero el coche con toda su fuerza, el ser aquel lanzó su hacha contra el automóvil, en la parte trasera, y notaron un ruido tremendo, pero sin dejar de huir de aquel lugar fatídico, Bajaron dicho Puerto con bastante rapidez, pero al llegar a Viniegra de Arriba, pararon en aquel pueblo casi desierto, para ver que les había hecho el loco del hacha. Solo tenían el paragolpes un poco abollado, y decidieron seguir su camino sin pensarlo demasiado, aunque a pocos kilómetros está el pueblo de Viniegra de Abajo, donde tuvieron que parar de nuevo al ver como el coche daba bandazos, y tener su rueda trasera derecha pinchada. En la calle principal por donde pasa la carretera, allí decidieron cambiar la rueda, poniendo la de repuesto, el silencio en el pueblo era solo roto por ladridos de perros, así y todo, un hombre se les acerco, mientras cambiaban la rueda, y les dijo, estas carreteras por las noches, tienen mucho peligro, hay locos que se divierten asustando a los que pasan por aquí, El matrimonio se miró, y en su mirada se notaba el miedo que acaban de pasar, sin comentar nada a ese hombre, que tampoco les ofrecía mucha seguridad, Salieron de Viniegra de Abajo, con más miedo aun que habían entrado, todo les parecía raro, aunque la carretera empezaba a ser más llana, y la niebla se disipaba, de madrugada llegaron a su destino, pero no contaron su episodio de miedo en el Puerto de Cameros. Pensaron, mejor no contar nada, si no puede ser, que nos llamen miedosos. G X Cantalapiedra.