A consecuencia de estas primeras revueltas, el rey Jaime I manda construir una serie de
castillos cristianos en la entonces línea fronteriza sur de su Reyno de
Valencia, situados en enclaves estratégicos, que dieron lugar a poblaciones nuevas, en las que estaban prohibidas "las morerías":
Alcoy, Sax… Las últimas revueltas del caudillo árabe Al-Azraq, en el 1276, fueron finalmente sometidas (muriendo el propio Al-Azraq cuando se encontraba sitiando Alcoy) y determinaron el asentamiento definitivo del poder cristiano sobre la actual provincia de
Alicante.