Empezaría así la expansión de la ciudad, la Villanueva, en la zona oeste del Benacantil. No obstante, la carencia de una diversidad de oficios especializados entre los colonos, que en su gran mayoría eran peones y ballesteros, provocó una ruptura demográfica que tuvo como consecuencia una crisis económica para
Alicante, lo cual justificó la permanencia de la población andalusina como mano de obra necesaria. Desde el principio, Alfonso X el Sabio intentó establecer en Alicante un grupo de cristianos numeroso dada la importancia
militar y mercantil de la villa, pero el proceso colonizador fue lento y se prolongó a lo largo de todo el siglo xiii, aunque está poco documentado a causa de la desaparición de los Libros de Reparto.