ENTRE MONTAÑAS PELADAS
Las montañas de Alicante
miran al Mediterráneo,
alguna sigue expectante
entre su ambiente foráneo.
Apenas tienen verdores
en sus laderas hermosas,
ellas guardan sus colores
presumiendo de otras cosas.
Montañas que marcan huellas
de pasajes temblorosos,
donde se ven las estrellas
en sus momentos marchosos.
Como testigos perennes
de la dura Reconquista,
supieron sufrir vaivenes
sin perder jamás su vista.
Aitana y La Carrasqueta
y otras montañas gigantes,
nos dejaron bien su meta
en sus cimas arrogantes.
Alicante con sus costas
hacen brillar el paisaje,
hay montañas tan angostas
que son cimas con anclaje.
Son barreras intocables
que suelen parar las nubes,
las montañas indomables
muchas veces las descubres.
Alicante de leyendas
con sus montañas grandiosas,
valles con bonitas sendas
y culturas armoniosas.
El pasado sigue anclado
abrazando a sus montañas,
es un tiempo recordado
sin ver pasiones extrañas.
G X Cantalapiedra.
Las montañas de Alicante
miran al Mediterráneo,
alguna sigue expectante
entre su ambiente foráneo.
Apenas tienen verdores
en sus laderas hermosas,
ellas guardan sus colores
presumiendo de otras cosas.
Montañas que marcan huellas
de pasajes temblorosos,
donde se ven las estrellas
en sus momentos marchosos.
Como testigos perennes
de la dura Reconquista,
supieron sufrir vaivenes
sin perder jamás su vista.
Aitana y La Carrasqueta
y otras montañas gigantes,
nos dejaron bien su meta
en sus cimas arrogantes.
Alicante con sus costas
hacen brillar el paisaje,
hay montañas tan angostas
que son cimas con anclaje.
Son barreras intocables
que suelen parar las nubes,
las montañas indomables
muchas veces las descubres.
Alicante de leyendas
con sus montañas grandiosas,
valles con bonitas sendas
y culturas armoniosas.
El pasado sigue anclado
abrazando a sus montañas,
es un tiempo recordado
sin ver pasiones extrañas.
G X Cantalapiedra.