Las
calles de la ciudad descienden suavemente hacia el
mar. En ellas se destacan pequeñas
casas encaladas. Esta característica del
paisaje urbano ha hecho de
Altea un lugar de descanso vacacional excepcional.
La ciudad posee dos
puertos, uno pesquero y otro, deportivo, este último más conocido como Club Náutico de Altea. En las proximidades se encuentra el
paseo marítimo, ampliado en la segunda década del siglo XXI, que se prolonga desde el
puerto hasta el antiguo
pueblo de pescadores, con multitud de
tiendas,
cafeterías,
restaurantes con
terrazas veraniegas y un concurrido
mercadillo callejero, donde pueden adquirirse productos de
artesanía. Se conservan restos de un
castillo y la
iglesia de Nuestra Señora del Consuelo.
Calle del
casco antiguo, con la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo al fondo.
Ha sido calificada como una de las localidades más bonitas de la Costa Blanca