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Templo del Arcángel Miguel, ALTEA

Templo del Arcángel Miguel.
De camino a Calpe, a la altura de Altea Hills, encontramos esta impresionante Iglesia Ortodoxa hecha de madera, con unas cúpulas doradas.
El Templo del Arcángel Miguel es el primer templo de la Iglesia ortodoxa rusa construido en España.
La primera piedra fue puesta el 21 de noviembre de 2002.
La consagración del templo se realizó el 11 de noviembre de 2007.
Todos los materiales que se han empleado para su construcción, incluso la mano de obra, son de origen ruso.

Altea es un precioso pueblo de costa de la provincia de Alicante, al norte de Benidorm y al sur de Calpe y cuenta con 23.010 habitantes (según el INE del año 2022).
Se han encontrado vestigios en el término de íberos y romanos.
Durante la última fase del dominio musulmán, Altea perteneció a la taifa de Denia. Siendo conquistada en 1244 por Jaime I de Aragón obteniendo carta puebla en 1279.
Se desarrolló un proyecto medieval de repoblación sin mucho éxito denominado Bellaguarda, tras varios despoblamientos a lo largo del siglo XIV y siglo XV el nuevo pueblo de Altea, ya en su asentamiento actual, obtendría una nueva carta puebla en 1617.
En 1705 desembarcó en la bahía de Altea la escuadra angloholandesa que apoyaba al Archiduque Carlos de Austria, dirigida por el general Juan Bautista Basset, en el marco de la guerra de Sucesión, lo que favoreció la toma posterior por los austracistas de Denia y de Valencia.
El siglo XVIII marcó un auge agrícola, pesquero, comercial y demográfico, acabándose el siglo con 5000 habitantes.
Durante el siglo XIX la vida oficial y comercial se trasladó hacia el núcleo urbano próximo al mar.
A partir de 1960, el turismo ya es principal motor económico del municipio, por lo que su población se ha visto multiplicada desde entonces. La construcción, la agricultura (por el níspero y la naranja) y la pesca, también son sectores importantes en su economía.
Su término municipal limita con los municipios de: Alfaz de Pi, Callosa de Ensarriá, Jalón, Benisa y Calpe.
Ha sido calificada como una de las localidades más bonitas de la Costa Blanca. Y mucho tiene que ver el casco antiguo de Altea, ya que es una delicia visual: por sus calles de piedra, sus tiendas de artesanía y sus blancas casas.