del 14-jul-2018 al 16-jul-2018
San Pere y la Mare de Déu del Carme en Altea: fiestas con sabor a mar
En torno al 16 de julio (la Virgen del Carmen) o al 29 de junio, San Pedro -y alternando la fecha de celebración cada año para que coincida con el día de la Virgen o del apóstol- tienen lugar las tradicionales y muy alicantinas fiestas marineras en honor a Sant Pere y la Mare de Déu del Carme
Unos festejos llenos de color cuyo centro neurálgico es siempre el mar, la playa y el puerto de Altea.
La Entrà de la Murta (un desfile en el que niños y mayores ataviados con vistosos trajes de hortelanos recorren el pueblo alegrando a todos con sus danzas) da siempre el pistoletazo de partida de las fiestas. El ambiente festivo va calentándose durante el día grande con la tradicional tirada de regalos desde el mar en la Playa de la Roda y prosigue con diversas actividades lúdicas y deportivas, como regatas, elección de reinas, concursos gastronómicos, o degustación gratuita de coca a la llumà a mediodía.
Pero a media tarde lucen especialmente vistosos los actos religiosos, protagonizados por la misa de campaña en un recorrido marítimo con salida y regreso al puerto de Altea y tras una procesión de mayorales, damas, reinas y autoridades. El pueblo entero sigue el traslado de las imágenes de Sant Pere y la Mare de Déu del Carmen, indiscutibles protagonistas de la fiesta, desde su hogar, la Iglesia de San Francisco, hasta el mar. Cualquier persona que posea una barca puede unirse a esta procesión marinera y lanzar al agua las tradicionales coronas de flores en memoria de todos los marineros que no regresaron a tierra.
Y aunque no falta el recuerdo a los fallecidos en el mar, el pueblo alteano en pleno se echa a la calle al anochecer para divertirse en la verbena y llenarse la vista con los castillos de fuegos artificiales de medianoche. ¡Que la fiesta no decaiga!
Un último apunte: Si quieres empaparte aún más del ambiente festivo, reserva un hueco en estas fechas para recorrer el barrio marinero de Altea, emplazado en el casco antiguo de Altea. Es una delicia recorrer sus calles estrechas, flanqueadas por casitas de blancas fachadas, visitar su Lonja o simplemente perderse en este laberinto cuyo original trazado corrió a cargo de los pueblos musulmanes. Todavía quedan establecimientos modestos que sirven excelentes platos propios de la auténtica cocina marinera: el guisat de polp (guiso de pulpo), el tradicional guiso de pescado o la paella de arroz con boquerones.
San Pere y la Mare de Déu del Carme en Altea: fiestas con sabor a mar
En torno al 16 de julio (la Virgen del Carmen) o al 29 de junio, San Pedro -y alternando la fecha de celebración cada año para que coincida con el día de la Virgen o del apóstol- tienen lugar las tradicionales y muy alicantinas fiestas marineras en honor a Sant Pere y la Mare de Déu del Carme
Unos festejos llenos de color cuyo centro neurálgico es siempre el mar, la playa y el puerto de Altea.
La Entrà de la Murta (un desfile en el que niños y mayores ataviados con vistosos trajes de hortelanos recorren el pueblo alegrando a todos con sus danzas) da siempre el pistoletazo de partida de las fiestas. El ambiente festivo va calentándose durante el día grande con la tradicional tirada de regalos desde el mar en la Playa de la Roda y prosigue con diversas actividades lúdicas y deportivas, como regatas, elección de reinas, concursos gastronómicos, o degustación gratuita de coca a la llumà a mediodía.
Pero a media tarde lucen especialmente vistosos los actos religiosos, protagonizados por la misa de campaña en un recorrido marítimo con salida y regreso al puerto de Altea y tras una procesión de mayorales, damas, reinas y autoridades. El pueblo entero sigue el traslado de las imágenes de Sant Pere y la Mare de Déu del Carmen, indiscutibles protagonistas de la fiesta, desde su hogar, la Iglesia de San Francisco, hasta el mar. Cualquier persona que posea una barca puede unirse a esta procesión marinera y lanzar al agua las tradicionales coronas de flores en memoria de todos los marineros que no regresaron a tierra.
Y aunque no falta el recuerdo a los fallecidos en el mar, el pueblo alteano en pleno se echa a la calle al anochecer para divertirse en la verbena y llenarse la vista con los castillos de fuegos artificiales de medianoche. ¡Que la fiesta no decaiga!
Un último apunte: Si quieres empaparte aún más del ambiente festivo, reserva un hueco en estas fechas para recorrer el barrio marinero de Altea, emplazado en el casco antiguo de Altea. Es una delicia recorrer sus calles estrechas, flanqueadas por casitas de blancas fachadas, visitar su Lonja o simplemente perderse en este laberinto cuyo original trazado corrió a cargo de los pueblos musulmanes. Todavía quedan establecimientos modestos que sirven excelentes platos propios de la auténtica cocina marinera: el guisat de polp (guiso de pulpo), el tradicional guiso de pescado o la paella de arroz con boquerones.