Al igual que el águila que da nombre al cerro en que se aposenta, el
castillo de Banyeres otea majestuoso por encima de toda la comarca de Hoya de Alcoy. Desde lo alto de su altísima
torre del
Homenaje se divisan todas las provincias fronterizas de norte a sur. En el siglo XII, muy probablemente, los almohades vieron en este altozano el lugar idóneo para construir su impresionante fortaleza y defenderse de las tropas cristianas de Jaime I de
Aragón que les acosaban sin cesar. No era fácil romper la defensa de este alcázar de planta irregular de tres alturas. Pero al final lo consiguieron, y el rey aragonés cedió la villa que está a sus pies a Jofre de Raixa; y el resti del conjunto defensivo a Bernardo de Tous. A partir de ahí, el castillo pasó por múltiples batallas que implicaron sucesivas reconstrucciones aunque se conservan partes de la
muralla original. Hoy es emblema y orgullo de Banyeres que muestra al visitante este retazo de su
historia levantado con
piedra,
agua, cal y arena.