HISTORIA DE
BENIDORm
La historia del municipio de Benidorm comienza desde el hallazgo de restos arqueológicos de un poblado íbero dedicado a la
pesca en Tossal de
la Cala, un montículo situado entre la
playa de Poniente y la playa de
Finestrat. También se tiene constancia del paso de los
romanos por estas tierras, tal y como atestiguan los restos de una villa
romana encontrada en la Partida del Moralet, así como fragmentos de naves púnicas y
romanas naufragadas en la
bahía de Benidorm. Durante la Reconquista, se sabe que existió una Alquería árabe en la Partida de Lliriets, aunque se trata de una población de escasa importancia.
En el año 1245, el rey Jaime I de
Aragón conquista Benidorm durante la expansión cristiana contra el poder musulmán, por lo que numerosos moriscos habitaban en la zona. Jaime I repartió los feudos conquistados entre sus colaboradores, y las tierras de Benidorm (al igual que muchas otras de la comarca) fueron entregadas al almirante Bernardo de Sarriá. Este importante señor feudal, otorgó Carta Puebla a Benidorm el 8 de mayo de 1325, creándose de esta manera el
castillo y la villa en un intento de atraer
familias cristianas al lugar y evitar el alzamiento morisco. Desde entonces, el municipio (estratégicamente situado) formaba parte del Reino de
Valencia.
En 1335, Benidorm se encontraba en manos del Infante Pedro de Aragón y Anjou y, posteriormente, pasó a su hijo Alfonso de Aragón y de Foix, quienes fueron los verdaderos constructores de la villa. Más tarde, Benidorm pasa a manos de los condes de Denia (1356), luego a la Corona y, finalmente, al noble Ruy Díaz de Mendoza (1430).
Benidorm sufrió dos grandes ataques berberiscos, uno en 1410 y otro en 1448. Estos ataques asolaron la villa y el castillo, y la gran mayoría de la población fue esclavizada.
En el siglo XVI (perteneciendo a la Baronía de
Polop), el castillo se amplia y repara, pero la villa se encontraba prácticamente despoblada. Para atraer habitantes a la zona, se mejoraron las construcciones defensivas y se instaló (según órdenes de la aristócrata Doña Beatriu María de Fajardo Mendoza) en 1666 una acequia que abastecía de
agua al lugar y que permitió la creación de regadío.
En el año 1701, la población volvió a ser municipalmente independiente. A finales del siglo XVIII, Benidorm ya contaba con unos 2.700 vecinos, una fuerte expansión demográfica que se debió a la importante actividad pesquera basada en la almadraba (pesca de atún mediante un complejo sistema de redes).
A principios del siglo XIX, tropas napoleónicas profanaron el
cementerio y destruyeron el castillo. En esta época, además, se llevó a cabo una intensa actividad contrabandista.
El turismo comienza a surgir en la zona a partir de la construcción del
Balneario de la
Virgen del Sufragio en la segunda mitad del siglo XIX, así como por la mejora de las comunicaciones por
carretera y ferrocarril con
Alicante y
Madrid. No obstante, no era el mejor momento para la economía de Benidorm, ya que entró en crisis la
agricultura de la vid, así como la marina mercante debido a la pérdida de las últimas colonias ultramarinas (
Cuba,
Puerto Rico y Filipinas), de modo que muchas personas emigraron y la población descendió.
En 1925, se construyen los primeros chalets en la playa de Levante. Durante la Guerra Civil, la población forma parte del bando republicano y, tras ella, se van recuperando las actividades socioeconómicas, donde vuelve a destacar la pesca.
A partir de los años cincuenta, se empieza a producir una verdadera transformación del municipio. En 1952, se cerró la Almadraba más importante por bajo rendimiento en capturas y, en 1956, el
Ayuntamiento aprueba el ordenamiento urbanístico de la villa con la finalidad de crear una ciudad dedicada al ocio turístico. Así, se apuesta por el turismo debido al denominado “boom” turístico que acontece durante estos años, y se abandonan actividades como la agricultura y la pesca. Entre 1950 y 1960 la población pasa de 2.726 habitantes a 6.259.
Con la entrada en funcionamiento en 1967 del
aeropuerto de Alicante, comienza la llegada de turistas extranjeros a Benidorm a través de vuelos chárter. Paralelamente, se incrementa significativamente la oferta de
plazas hoteleras y la ciudad crece espectacularmente. En 1997, ya son más de 50.176 vecinos. En estos años, Benidorm rompe con la estacionalidad turística y, actualmente, es una de las más importantes ciudades turísticas de la costa mediterránea y de
España