NUBES DE CIELO EMPEDRADO SOBRE LAS PLAYAS DE CALPE.
La mañana nos llegaba con el cielo más que oscuro, la tormenta suplicaba con un ambiente inseguro. El cielo todo empedrado de las nubes tormentosas, no era cielo recordado ni fueron nubes de rosas. Las playas se marchitaban, aunque las vimos gozosas. En La Fossa se animaban al ser sus olas dichosas. El Arenal vio temblando las nubes que eran marchosas, con aquel cielo soñando se ven jornadas hermosas. El Peñón como testigo dejó las nubes aun lado, y no quiso ver castigo en aquel cielo encantado. Calpe viviendo misterios, con sus signos enmarcados, tormentas en cementerios tienen motivos sobrados. Esta mañana viviendo ese cielo tan nublado, no quise seguir sufriendo ni sentirme condenado. Cuando gritan los misterios, bajo ese cielo empedrado, existen motivos serios en algún barco amarrado. Calpe lleno de grandeza entre sueños destemplados, dicen que existe nobleza sobre sus montes privados. De vez en cuando la vida, viene deprisa y callando, sin darte la despedida el alma sigue soñando. Mirando al Mediterráneo los ojos sienten visiones, viendo algún sueño foráneo que busca sus provisiones. Calpe tiene sus embrujos en aquel cielo empedrado, las nubes no fueron lujos, sino un regalo enviado. Cuando miro a sus montañas, siento ser un visionario, que nota cosas extrañas sin ver jamás un calvario. Desde una torre famosa, la vida se vuelve halago, en la noche caprichosa no existe camino amargo. Sin nadie que me comente como vivir desahogado, la verdad puede que aumente en mi sueño trasnochado. Calpe sabe de leyendas, Calpe conoce sus campos, se ven sus bonitas sendas con niños que sueltan llantos. El mañana me preocupa, el presente vive al lado, solo el pasado se ocupa de ver tu rumbo anhelado. G X Cantalapiedra. 14 – 7 – 2020.
La mañana nos llegaba con el cielo más que oscuro, la tormenta suplicaba con un ambiente inseguro. El cielo todo empedrado de las nubes tormentosas, no era cielo recordado ni fueron nubes de rosas. Las playas se marchitaban, aunque las vimos gozosas. En La Fossa se animaban al ser sus olas dichosas. El Arenal vio temblando las nubes que eran marchosas, con aquel cielo soñando se ven jornadas hermosas. El Peñón como testigo dejó las nubes aun lado, y no quiso ver castigo en aquel cielo encantado. Calpe viviendo misterios, con sus signos enmarcados, tormentas en cementerios tienen motivos sobrados. Esta mañana viviendo ese cielo tan nublado, no quise seguir sufriendo ni sentirme condenado. Cuando gritan los misterios, bajo ese cielo empedrado, existen motivos serios en algún barco amarrado. Calpe lleno de grandeza entre sueños destemplados, dicen que existe nobleza sobre sus montes privados. De vez en cuando la vida, viene deprisa y callando, sin darte la despedida el alma sigue soñando. Mirando al Mediterráneo los ojos sienten visiones, viendo algún sueño foráneo que busca sus provisiones. Calpe tiene sus embrujos en aquel cielo empedrado, las nubes no fueron lujos, sino un regalo enviado. Cuando miro a sus montañas, siento ser un visionario, que nota cosas extrañas sin ver jamás un calvario. Desde una torre famosa, la vida se vuelve halago, en la noche caprichosa no existe camino amargo. Sin nadie que me comente como vivir desahogado, la verdad puede que aumente en mi sueño trasnochado. Calpe sabe de leyendas, Calpe conoce sus campos, se ven sus bonitas sendas con niños que sueltan llantos. El mañana me preocupa, el presente vive al lado, solo el pasado se ocupa de ver tu rumbo anhelado. G X Cantalapiedra. 14 – 7 – 2020.