CALPE Y SUS SUEÑOS ENTRE BARCOS
Calpe se ve visitada por diferentes personas, alguna llega marcada por el virus de otras zonas. Barcos que llegan deprisa, preguntando por detalles, mientras miramos la brisa que corre por nuestras calles. El Peñón nunca pregunta, y mucho menos en balde, mirándole ves que asusta y que siempre llegas tarde. Calpe respira futuro, y es un lugar de acordarse, nada te parece oscuro si quisieras amarrarte. Las noches llegan brindando con sus serios personajes, por detrás vienen quedando los barcos con sus anclajes. Hay barcos muy presumidos, que vienen soñando mares, sin verse nunca vencidos ven bonitos estos lares. Calpe despierta pensando en la pandemia maldita, luego respira temblando al ver que la mar si grita. Sueños de viejos marinos llegan por su mar abierta, mientras quedan los caminos con mucha gente hoy despierta. El Mediterráneo brilla con sus estelas nocturnas, parece esa mar sencilla con un tiempo de fortunas. Las noches dejan estelas que hacen bellas muchas horas, quizá brillan las estrellas que sus playas las decoran. Calpe soñando con vida en estos tiempos de sombras, nadie quiere ver perdida esas cumbres que te asombran. El mañana viene duro con sus muchas penitencias, si el cielo se pone oscuro las tormentas son tragedias. Este otoño malicioso cargado de sueños rotos, pudiera ser bochornoso y dejar penosos cotos. La pandemia no se marcha ni quiere perder terreno, al que le agarra le engancha y le suelta su veneno. Cuando la epidemia aflora por las costas levantinas, el llanto siempre decora a ciertas frases divinas. No debemos descuidarnos, ni abandonar mascarillas, el virus quiere matarnos con sus garras no sencillas. Mañana saldrá la Luna, cargada de sensaciones, y estar en Calpe es fortuna viviendo simples razones. Para frenar la pandemia mascarillas y distancia, la muerte no es la comedia que deja la mente lacia. No podemos ser culpables de caminar por la vida, en Calpe siguen amables sin ver su ruta perdida. G X Cantalapiedra. 28 – 9 – 2020.
Calpe se ve visitada por diferentes personas, alguna llega marcada por el virus de otras zonas. Barcos que llegan deprisa, preguntando por detalles, mientras miramos la brisa que corre por nuestras calles. El Peñón nunca pregunta, y mucho menos en balde, mirándole ves que asusta y que siempre llegas tarde. Calpe respira futuro, y es un lugar de acordarse, nada te parece oscuro si quisieras amarrarte. Las noches llegan brindando con sus serios personajes, por detrás vienen quedando los barcos con sus anclajes. Hay barcos muy presumidos, que vienen soñando mares, sin verse nunca vencidos ven bonitos estos lares. Calpe despierta pensando en la pandemia maldita, luego respira temblando al ver que la mar si grita. Sueños de viejos marinos llegan por su mar abierta, mientras quedan los caminos con mucha gente hoy despierta. El Mediterráneo brilla con sus estelas nocturnas, parece esa mar sencilla con un tiempo de fortunas. Las noches dejan estelas que hacen bellas muchas horas, quizá brillan las estrellas que sus playas las decoran. Calpe soñando con vida en estos tiempos de sombras, nadie quiere ver perdida esas cumbres que te asombran. El mañana viene duro con sus muchas penitencias, si el cielo se pone oscuro las tormentas son tragedias. Este otoño malicioso cargado de sueños rotos, pudiera ser bochornoso y dejar penosos cotos. La pandemia no se marcha ni quiere perder terreno, al que le agarra le engancha y le suelta su veneno. Cuando la epidemia aflora por las costas levantinas, el llanto siempre decora a ciertas frases divinas. No debemos descuidarnos, ni abandonar mascarillas, el virus quiere matarnos con sus garras no sencillas. Mañana saldrá la Luna, cargada de sensaciones, y estar en Calpe es fortuna viviendo simples razones. Para frenar la pandemia mascarillas y distancia, la muerte no es la comedia que deja la mente lacia. No podemos ser culpables de caminar por la vida, en Calpe siguen amables sin ver su ruta perdida. G X Cantalapiedra. 28 – 9 – 2020.