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RECORRER CALPE POR LA NOCHE
Entre laderas constantes y curvas muy pronunciadas, conocí ciertos instantes de casas bien colocadas. Anduve por los caminos donde se pierden las lomas, supe que existen los signos de gaviotas y palomas. Calpe de ciertos caminos repletos de fantasía, viviendas que son destinos que no rompen la armonía. Casas que dejan sus huellas en las memorias del tiempo, donde se ven cosas bellas rodeadas de algún templo. Calpe de sendas hermosas cargadas de letanías, sombras que marchan gozosas sin saber de letanías. La pandemia va marchando por esos bellos caminos, a su paso va dejando muchos negros desatinos. La noche deja penumbras con sus sombras tenebrosas, las alboradas alumbran muchas horas misteriosas. Sin fantasmas marrulleros caminas por ciertas rutas, donde pocos caballeros hablan de bonitas frutas. Calpe de noches oscuras en sus laderas hermosas, calles que dejan locuras en las horas tormentosas. Sin entender de verdades ni de sendas prodigiosas, te asustan las falsedades incluso con bellas rosas. Mirar despacio sus rutas, entre sombras penitentes, con las fuerzas absolutas de las gentes más potentes. Cuando brillan las laderas en estas tierras dichosas, no precisas primaveras si son rutas deliciosas. No puedes romper silencio, ni predicar las verdades, quizá nadie ve desprecio ni busca más falsedades. Pisar despacio ese suelo sin pensar si existe plano, es buscar triste consuelo entre cualquier buen cristiano. Calpe te marca destinos llenos de fatalidades, donde apenas sientes trinos entre las casualidades. No quiero seguir andando ni sentirme un caprichoso, el corazón va notando si el destino es orgulloso. Pasar deprisa esas calles que rezuman sensaciones, es conocer los detalles entre las grises pasiones. Mejor seguir otra ruta donde no queden fantasmas, hablan de la fuerza bruta que a veces rompen las ramas. Calpe tiene sus lamentos, que se pierden sin conciencia, algunos viejos alientos parecen ser nueva ciencia. G X Cantalapiedra.
Entre laderas constantes y curvas muy pronunciadas, conocí ciertos instantes de casas bien colocadas. Anduve por los caminos donde se pierden las lomas, supe que existen los signos de gaviotas y palomas. Calpe de ciertos caminos repletos de fantasía, viviendas que son destinos que no rompen la armonía. Casas que dejan sus huellas en las memorias del tiempo, donde se ven cosas bellas rodeadas de algún templo. Calpe de sendas hermosas cargadas de letanías, sombras que marchan gozosas sin saber de letanías. La pandemia va marchando por esos bellos caminos, a su paso va dejando muchos negros desatinos. La noche deja penumbras con sus sombras tenebrosas, las alboradas alumbran muchas horas misteriosas. Sin fantasmas marrulleros caminas por ciertas rutas, donde pocos caballeros hablan de bonitas frutas. Calpe de noches oscuras en sus laderas hermosas, calles que dejan locuras en las horas tormentosas. Sin entender de verdades ni de sendas prodigiosas, te asustan las falsedades incluso con bellas rosas. Mirar despacio sus rutas, entre sombras penitentes, con las fuerzas absolutas de las gentes más potentes. Cuando brillan las laderas en estas tierras dichosas, no precisas primaveras si son rutas deliciosas. No puedes romper silencio, ni predicar las verdades, quizá nadie ve desprecio ni busca más falsedades. Pisar despacio ese suelo sin pensar si existe plano, es buscar triste consuelo entre cualquier buen cristiano. Calpe te marca destinos llenos de fatalidades, donde apenas sientes trinos entre las casualidades. No quiero seguir andando ni sentirme un caprichoso, el corazón va notando si el destino es orgulloso. Pasar deprisa esas calles que rezuman sensaciones, es conocer los detalles entre las grises pasiones. Mejor seguir otra ruta donde no queden fantasmas, hablan de la fuerza bruta que a veces rompen las ramas. Calpe tiene sus lamentos, que se pierden sin conciencia, algunos viejos alientos parecen ser nueva ciencia. G X Cantalapiedra.