A CALPE SE LE SIENTE DESDE LEJOS
Cuando se pasan los días pensando en viejos recuerdos, sentimos las alegrías de muchos momentos cuerdos. Pensar que sigues en Calpe cuando resides muy lejos, es como buscar escape de muchos malos complejos. Con la mente trabajada y la memoria fluyendo, viendo la noche amarrada que quiere seguir fingiendo. Siento una voz desgarrada que resuena con reflejos, y unas olas alteradas que asustan a ciertos viejos. Calpe se siente con fuerza cuando te sientes lejano, y se rompe la pereza si empiezas a estar cercano. Viviendo sus vibraciones sin poner jamás murallas, te llenaras de emociones aunque te pongan mil vallas. A Calpe vas presintiendo con el sonar de sus olas. El viento llega fingiendo y sus brisas no van solas. Cuando repasas las horas de tus largas caminatas, y ves como las decoras sin querer hacer erratas. Es algo que va contigo aunque los vientos azotan, Calpe no te da castigo si los recuerdos nos flotan. Soñando vives sus playas en las noches silenciosas, y escuchas las grandes trallas que hacen las fiestas gozosas. Esta ciudad levantina cargada de buena historia, tiene el Peñón de colina y siempre buscó la gloria. Torres que dejan momentos de perfectas sintonías, anulando sufrimientos y derrochando alegrías. Entre brisas marineras y senderos de esperanza, sus rutas aventureras te darán siempre templanza. G X Cantalapiedra.
Cuando se pasan los días pensando en viejos recuerdos, sentimos las alegrías de muchos momentos cuerdos. Pensar que sigues en Calpe cuando resides muy lejos, es como buscar escape de muchos malos complejos. Con la mente trabajada y la memoria fluyendo, viendo la noche amarrada que quiere seguir fingiendo. Siento una voz desgarrada que resuena con reflejos, y unas olas alteradas que asustan a ciertos viejos. Calpe se siente con fuerza cuando te sientes lejano, y se rompe la pereza si empiezas a estar cercano. Viviendo sus vibraciones sin poner jamás murallas, te llenaras de emociones aunque te pongan mil vallas. A Calpe vas presintiendo con el sonar de sus olas. El viento llega fingiendo y sus brisas no van solas. Cuando repasas las horas de tus largas caminatas, y ves como las decoras sin querer hacer erratas. Es algo que va contigo aunque los vientos azotan, Calpe no te da castigo si los recuerdos nos flotan. Soñando vives sus playas en las noches silenciosas, y escuchas las grandes trallas que hacen las fiestas gozosas. Esta ciudad levantina cargada de buena historia, tiene el Peñón de colina y siempre buscó la gloria. Torres que dejan momentos de perfectas sintonías, anulando sufrimientos y derrochando alegrías. Entre brisas marineras y senderos de esperanza, sus rutas aventureras te darán siempre templanza. G X Cantalapiedra.