DESDE CALPE MIRO LAS OLAS
Desde mi lugar mirando esas olas temblorosas, que a Calpe vienen llegando sin dejar horas dichosas. Las playas siguen con pena al comprender la pandemia, el viento mueve su arena y me asusta la tragedia. Las gentes van caminando con las mascarillas puestas, el viento viene dejando el mirar a ciertas cuestas. Yo nunca fui marinero ni quise cruzar el charco, en mi rumbo aventurero si pise dentro del barco. Cuando recorro la costa entre brisas y paisajes, mi vida parece angosta sin echar jamás anclajes. Notar que vives soñando entre montañas preciosas, al tiempo que vas pensando en poder conocer rosas. Calpe se funde en la noche entre brisas marineras, esta tierra hace derroche de sus bonitas palmeras. Viendo el mar cuando acaricia con sus olas deliciosas, ves la vida hecha delicia con sus flores más hermosas. Sentir el mar en el alma con sus problemas activos, que a veces si se reclama incluso con adjetivos. Calpe de sueños gozosos entre montañas con reto, vientos que corren dichosos en aquel ambiente inquieto. Calles de largas subidas con sus historias contadas, en sus colinas erguidas van pasiones encantadas. Desde Calpe miro al cielo, con su ruta más guardada, El Peñón te da consuelo en cualquier fecha marcada. Sombras que te van dejando las ilusiones centradas, el viento viene enseñando muchas rutas envidiadas. Calpe te marca los días con verdadera nobleza, y sin ver sus rutas frías se te quita la pereza. Hay turistas responsables que nunca causan problemas, y personas poco amables que tienen otros esquemas. La pandemia no se marcha de las tierras de Levante, el virus siempre se engancha con la muerte por delante. Debemos guardar las normas para no ser sufridores, sin mirar a ciertas lomas queriendo ser cumplidores. G X Cantalapiedra. 30 – 1 – 2021.
Desde mi lugar mirando esas olas temblorosas, que a Calpe vienen llegando sin dejar horas dichosas. Las playas siguen con pena al comprender la pandemia, el viento mueve su arena y me asusta la tragedia. Las gentes van caminando con las mascarillas puestas, el viento viene dejando el mirar a ciertas cuestas. Yo nunca fui marinero ni quise cruzar el charco, en mi rumbo aventurero si pise dentro del barco. Cuando recorro la costa entre brisas y paisajes, mi vida parece angosta sin echar jamás anclajes. Notar que vives soñando entre montañas preciosas, al tiempo que vas pensando en poder conocer rosas. Calpe se funde en la noche entre brisas marineras, esta tierra hace derroche de sus bonitas palmeras. Viendo el mar cuando acaricia con sus olas deliciosas, ves la vida hecha delicia con sus flores más hermosas. Sentir el mar en el alma con sus problemas activos, que a veces si se reclama incluso con adjetivos. Calpe de sueños gozosos entre montañas con reto, vientos que corren dichosos en aquel ambiente inquieto. Calles de largas subidas con sus historias contadas, en sus colinas erguidas van pasiones encantadas. Desde Calpe miro al cielo, con su ruta más guardada, El Peñón te da consuelo en cualquier fecha marcada. Sombras que te van dejando las ilusiones centradas, el viento viene enseñando muchas rutas envidiadas. Calpe te marca los días con verdadera nobleza, y sin ver sus rutas frías se te quita la pereza. Hay turistas responsables que nunca causan problemas, y personas poco amables que tienen otros esquemas. La pandemia no se marcha de las tierras de Levante, el virus siempre se engancha con la muerte por delante. Debemos guardar las normas para no ser sufridores, sin mirar a ciertas lomas queriendo ser cumplidores. G X Cantalapiedra. 30 – 1 – 2021.