TENÍA A CALPE EN SU MEMORIA
Aquel hombre venido de Europa, soñaba que volver a Calpe, nunca pudo ser derrota. Entre brisas levantinas se fue trazando su meta, y en las noches más divinas tuvo su conciencia inquieta. Paseando por sus playas entre brisas veraniegas, nunca trazaba sus rayas, ni puso a nada fronteras. El destino le marcaba en las noches tormentosas, y hacia los cielos miraba queriendo ver bellas rosas. Las tardes llevo tranquilo, soñando con las mujeres, en su caminar perfilo buscar enormes placeres. Por las laderas de Calpe pisando muchas aceras, sus pisadas son escape pensando en las primaveras. Contemplando las palmeras y las torres con altura, eran buenas sus esperas, al no conocer locura. Una mujer le apasiona en sus tardes solitarias, a veces ya ni razona, al ver brisas solidarias. Cuando se busca futuro sobre las playas desiertas, nada te parece duro ni sientes las tardes muertas. Caminar junto al Peñón queriendo vivir la vida, es rellenar tu ilusión sin pensar en despedida. Calpe te marca veredas que te llenan de dulzuras, sin precisar esas sedas que a veces dan amarguras. Cuando buscas compañía sin reclamar condiciones, lograras la fantasía y sus bonitas razones. Cuando sueñas con mujeres que te den los buenos días, sabrás que son los quereres sin abrazar las porfías. Calpe tiene sus embrujos, me lo dijo un marinero, y no se precisan lujos en tu rumbo aventurero. Las sonrisas van llegando sin imponer condiciones, el mar te sigue alegrando y te cubren sus razones. Cuando las brisas te llenan de frescuras anheladas, no conocerás condenas con las penas amarradas. Calpe te da sensaciones de sentirte marinero, que te llena de emociones al ver un barco velero. Cuando las horas se pasan mirando las bellas olas, muchas penas se repasan y no quieres verlas solas. La soledad da tormentos que te llenan de suplicio, a veces son el lamento que puede ser un desquicio. G X Cantalapiedra. 16 – 2 – 2021.
Aquel hombre venido de Europa, soñaba que volver a Calpe, nunca pudo ser derrota. Entre brisas levantinas se fue trazando su meta, y en las noches más divinas tuvo su conciencia inquieta. Paseando por sus playas entre brisas veraniegas, nunca trazaba sus rayas, ni puso a nada fronteras. El destino le marcaba en las noches tormentosas, y hacia los cielos miraba queriendo ver bellas rosas. Las tardes llevo tranquilo, soñando con las mujeres, en su caminar perfilo buscar enormes placeres. Por las laderas de Calpe pisando muchas aceras, sus pisadas son escape pensando en las primaveras. Contemplando las palmeras y las torres con altura, eran buenas sus esperas, al no conocer locura. Una mujer le apasiona en sus tardes solitarias, a veces ya ni razona, al ver brisas solidarias. Cuando se busca futuro sobre las playas desiertas, nada te parece duro ni sientes las tardes muertas. Caminar junto al Peñón queriendo vivir la vida, es rellenar tu ilusión sin pensar en despedida. Calpe te marca veredas que te llenan de dulzuras, sin precisar esas sedas que a veces dan amarguras. Cuando buscas compañía sin reclamar condiciones, lograras la fantasía y sus bonitas razones. Cuando sueñas con mujeres que te den los buenos días, sabrás que son los quereres sin abrazar las porfías. Calpe tiene sus embrujos, me lo dijo un marinero, y no se precisan lujos en tu rumbo aventurero. Las sonrisas van llegando sin imponer condiciones, el mar te sigue alegrando y te cubren sus razones. Cuando las brisas te llenan de frescuras anheladas, no conocerás condenas con las penas amarradas. Calpe te da sensaciones de sentirte marinero, que te llena de emociones al ver un barco velero. Cuando las horas se pasan mirando las bellas olas, muchas penas se repasan y no quieres verlas solas. La soledad da tormentos que te llenan de suplicio, a veces son el lamento que puede ser un desquicio. G X Cantalapiedra. 16 – 2 – 2021.