AQUEL HOMBRE PRESUMIENDO
Comentaba en su camino ser un rico millonario, hablando de su buen signo y no conocer calvario. Noté que lucir quería sentirse un idolatrado, y su fanfarronería el tiempo le fue acabando. Se fue marchando su vida sin entender de razones, viendo su ruta elegida que le negó condiciones, Aquel hombre presumido que demostró ser dichoso, el virus le vio vencido sin dejarle ser famoso. El dinero se volaba buscando herederos viejos, y la muerte le llegaba para borrar sus complejos. En Calpe fue presumido, en su tierra malicioso, mientras el tiempo perdido lo llevo medio horroroso. Ya se volaron los mitos, y con ellos los millones, la muerte no pega gritos solo nos da sus lecciones. De poco vale ir gritando ni pregonar soluciones, ni decir que fue volando por otras raras naciones. Presumido de la noche, que fue pagando caprichos, queriendo poner su broche incluso con malos bichos. El dinero nunca vale cuando te llaman deprisa, la muerte tiene su sable que suele ser triste brisa. Los fanfarrones se mueren con sus más penosas dudas, ellos a veces si quieren tener bellas sepulturas. El rico del cementerio, alguien de lejos le grita, en este asunto tan serio la razón ya ni palpita. Fanfarrones de la playa, con los dineros encima, ellos quieren marcar raya y hacer de su vida cima. Atrás se quedó su ruta entre visiones lejanas, aquella fuerza absoluta complico muchas mañanas. No vale ser pregonero, ni gritar las falsedades, si mucho de su dinero nunca tuvo realidades. La muerte borra pecados, me dijeron de pequeño, ciertos hombres malogrados tan solo dieron empeño. Fanfarrones de dineros que se marcharan volando, tan solo los herederos no vivirán más ahorrando. La vida tiene sus sombras que te llenan de verdades, hay veces que hasta te asombras mientras ves enfermedades. G X Cantalapiedra.
Comentaba en su camino ser un rico millonario, hablando de su buen signo y no conocer calvario. Noté que lucir quería sentirse un idolatrado, y su fanfarronería el tiempo le fue acabando. Se fue marchando su vida sin entender de razones, viendo su ruta elegida que le negó condiciones, Aquel hombre presumido que demostró ser dichoso, el virus le vio vencido sin dejarle ser famoso. El dinero se volaba buscando herederos viejos, y la muerte le llegaba para borrar sus complejos. En Calpe fue presumido, en su tierra malicioso, mientras el tiempo perdido lo llevo medio horroroso. Ya se volaron los mitos, y con ellos los millones, la muerte no pega gritos solo nos da sus lecciones. De poco vale ir gritando ni pregonar soluciones, ni decir que fue volando por otras raras naciones. Presumido de la noche, que fue pagando caprichos, queriendo poner su broche incluso con malos bichos. El dinero nunca vale cuando te llaman deprisa, la muerte tiene su sable que suele ser triste brisa. Los fanfarrones se mueren con sus más penosas dudas, ellos a veces si quieren tener bellas sepulturas. El rico del cementerio, alguien de lejos le grita, en este asunto tan serio la razón ya ni palpita. Fanfarrones de la playa, con los dineros encima, ellos quieren marcar raya y hacer de su vida cima. Atrás se quedó su ruta entre visiones lejanas, aquella fuerza absoluta complico muchas mañanas. No vale ser pregonero, ni gritar las falsedades, si mucho de su dinero nunca tuvo realidades. La muerte borra pecados, me dijeron de pequeño, ciertos hombres malogrados tan solo dieron empeño. Fanfarrones de dineros que se marcharan volando, tan solo los herederos no vivirán más ahorrando. La vida tiene sus sombras que te llenan de verdades, hay veces que hasta te asombras mientras ves enfermedades. G X Cantalapiedra.