QUERIENDO LLEGAR A CALPE
Aquel hombre mujeriego jugador y traicionero, que quiso lanzar su ruego para vivir sin dinero, Soñando sus aventuras por las tierras levantinas, fue pensando las diabluras de sus fiestas libertinas. Una noche de parranda le comentaron razones, de tener siempre bufanda y vivir sin exclusiones. Aquel jugador de sueños buscó sus viejas maletas, y se marchó por Levante en sus horas siempre inquietas. Fanfarrón de los caminos, era siempre pendenciero, nunca quiso tener signos del verdadero embustero. Entre las sombras malditas de sus penosas palabras, sus hazañas tan chiquitas eran penas siempre amargas. Buscando el juego con creces, caminaba noche y día, incluso soñó con peces en su negra fantasía. Cádiz, Madrid, Barcelona, eran sus viejas ciudades, incluso piso Pamplona envuelto en calamidades. Soñador de sus problemas entre visiones perdidas, eran raros sus esquemas en las tardes deprimidas. Sin poder llegar a Calpe pensó cambiar de camisa, era su rostro el escape de ver que nadie le avisa. Sin entender sus maldades, ni firmar un requisito, aquel hombre sin bondades era dolor infinito. La vida le fue marcando, cerrando distintas puertas, el solo se fue quedando con las preguntas inciertas. No es fácil llegar a Calpe, para vivir con intrigas, aunque no lleves petate no es fácil lograr amigas. Aquel burlador de leyes, no pudo entender el clima, ni buscar los nuevos reyes que la baraja te afirma. Como un pájaro agorero sin hallar el nuevo clima, como un loco pistolero quería encontrar su cima. Calpe no quiere juerguistas que solo busquen dinero, ni tampoco tremendistas con coraje aventurero. La maleta sin destino, como un perro callejero, bebiendo de cualquier vino al faltarle el vil dinero. No pudo lograr su ruta, ni soñar ser hombre bueno, al ver su vida absoluta que solo logró veneno. Jugador y libertino, tramposo formando juego, sin poder ser adivino nunca lanzaba su ruego. Calpe le daba la espalda, aquel hombre traicionero, que buscaba en su andanada, ser poderoso dinero. Playas del Mediterráneo con sus juegos pasajeros, donde el hombre más foráneo tiene sueños con dineros. Cuando las tardes terminan buscando nuevos senderos, muchas penas se eliminan sin hablar de aventureros. Calpe conoce visiones de futuros agoreros, y sabe de sus razones al verles tan embusteros. No valen juegos ni drogas, ni sirve ser placentero, atrás se quedan las sogas que produce el vil dinero. Dejar que la vida siga, sin ver el diablo por dentro, que la maldad se persiga y el vicio no ocupe el centro. G X Cantalapiedra.
Aquel hombre mujeriego jugador y traicionero, que quiso lanzar su ruego para vivir sin dinero, Soñando sus aventuras por las tierras levantinas, fue pensando las diabluras de sus fiestas libertinas. Una noche de parranda le comentaron razones, de tener siempre bufanda y vivir sin exclusiones. Aquel jugador de sueños buscó sus viejas maletas, y se marchó por Levante en sus horas siempre inquietas. Fanfarrón de los caminos, era siempre pendenciero, nunca quiso tener signos del verdadero embustero. Entre las sombras malditas de sus penosas palabras, sus hazañas tan chiquitas eran penas siempre amargas. Buscando el juego con creces, caminaba noche y día, incluso soñó con peces en su negra fantasía. Cádiz, Madrid, Barcelona, eran sus viejas ciudades, incluso piso Pamplona envuelto en calamidades. Soñador de sus problemas entre visiones perdidas, eran raros sus esquemas en las tardes deprimidas. Sin poder llegar a Calpe pensó cambiar de camisa, era su rostro el escape de ver que nadie le avisa. Sin entender sus maldades, ni firmar un requisito, aquel hombre sin bondades era dolor infinito. La vida le fue marcando, cerrando distintas puertas, el solo se fue quedando con las preguntas inciertas. No es fácil llegar a Calpe, para vivir con intrigas, aunque no lleves petate no es fácil lograr amigas. Aquel burlador de leyes, no pudo entender el clima, ni buscar los nuevos reyes que la baraja te afirma. Como un pájaro agorero sin hallar el nuevo clima, como un loco pistolero quería encontrar su cima. Calpe no quiere juerguistas que solo busquen dinero, ni tampoco tremendistas con coraje aventurero. La maleta sin destino, como un perro callejero, bebiendo de cualquier vino al faltarle el vil dinero. No pudo lograr su ruta, ni soñar ser hombre bueno, al ver su vida absoluta que solo logró veneno. Jugador y libertino, tramposo formando juego, sin poder ser adivino nunca lanzaba su ruego. Calpe le daba la espalda, aquel hombre traicionero, que buscaba en su andanada, ser poderoso dinero. Playas del Mediterráneo con sus juegos pasajeros, donde el hombre más foráneo tiene sueños con dineros. Cuando las tardes terminan buscando nuevos senderos, muchas penas se eliminan sin hablar de aventureros. Calpe conoce visiones de futuros agoreros, y sabe de sus razones al verles tan embusteros. No valen juegos ni drogas, ni sirve ser placentero, atrás se quedan las sogas que produce el vil dinero. Dejar que la vida siga, sin ver el diablo por dentro, que la maldad se persiga y el vicio no ocupe el centro. G X Cantalapiedra.