CALPE: AQUEL MONTAÑERO...

AQUEL MONTAÑERO
Eran las fechas del mes de agosto, del año 2005, y un montañero venido de Madrid, con su familia, se acercaron hasta Calpe, desde Benidorm, queriendo subir al Peñón de Ifach el montañero, muy decidido animo a su esposa e hija, para que subieran con él. Pero antes de la mitad del camino de subida, decidieron quedarse allí descansando, ya que las piernas las empezaron a fallar, y entre el calor y la altura, les parecía misión imposible.
El montañero continuo por aquel camino de cabras, era un hombre acostumbrado a la sierra madrileña, a caminar entre rocas, sin sentir el vértigo de la altura, que poco a poco fue alcanzando, hasta llegar a su cima. Llevaba con él una máquina de fotos, que en aquel momento logró usarla, le parecía el lugar idílico, no eran esas montañas donde solo se ven piedras y alguna ribera, allí era distinto, el Mar Mediterráneo brillaba por todas partes, y la zona que El Peñón se une a la tierra está rodeada del Puerto de Calpe, es una cima muy deslumbrante, donde las gaviotas parecen ser vigilantes, de dicho Peñón de Ifach, con las vistas a la Playa del Arenal, y del otro lado a la Playa de La Fossa. Donde las torres construidas sobresalen de los diez pisos casi todas ellas.
El montañero se quedó muy contento, aunque al bajar, una pierna le llegó a fallar, ya que se ve que debió de poner el pie mal entre las piedras de la bajada, y así y todo, el recuerdo de ver aquel complejo de playas y torres alrededor, le hacían muy feliz, Sobre su mente llevaba, esa impresión de la libertad que da la altura, y en su cámara de fotos, los recuerdos que ya nunca olvidaría durante toda su vida. Es muy normal que la mayoría de las personas, que suben al Peñón, lo tengan para siempre en su mente. Son recuerdos imborrables, de los que ya nunca se marcharan del cerebro. G X Cantalapiedra.