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CHINORLET: San Isidro El día de San Isidro ha sido siempre un...

San Isidro
El día de San Isidro ha sido siempre un día de unión para Chinorlet. El pasado 14 de mayo se demostró un año más que este es un día de hermandad entre los chinorleros, que acompañaron a San Isidro en romería por el recorrido de costumbre, con plegarias, cantos y alabanzas.

Lo que resultó ser un 6xito tanto la romería como la posterior fiesta en el Teatro.
Pues este día tan especial para nosotros, que coincide con el día de la Comunidad de Madrid, es conocido por los milagros que supuestamente San Isidro hizo posible y que mencionamos brevemente a continuación.
Bueyes que aran solos.
Iván de Vargas (terrateniente propietario de grandes extensiones de Madrid en el siglo Xl) se convirtió en improvisado testigo de uno de los milagros más conocidos que a San Isidro se le atribuyen.
Se cuenta que Vargas salió a su encuentro para reprenderle por su actitud y se quedó estupefacto cuando le encontró orando al tiempo que dos yugadas de bueyes de color blanco araban al lado del siervo de Dios y sin propietario.
El pozo del milagro.
Al caer un niño al pozo, todos creyeron que se había ahogado. Pasadas varias horas llegó San Isidro al lugar de los hechos. Allí encontró a su esposa llorando desconsolada junto al brocal. San Isidro se arrodilló ante el pozo y empezó a orar. Las aguas comenzaron a subir de improviso impulsando al niño, que estaba ileso, al exterior.
Otros milagros.
Sin duda, los prodigios del pozo y de los bueyes son los más populares... Pero no los únicos que se dan cuenta en el códice de Juan Diácono. Se habla, por ejemplo, del milagro relacionado con unas palomas que se morían de hambre y frío y a las que San Isidro dió de comer del poco trigo que llevaba para la molienda.
Sin embargo, al llegar al molino, de forma sobrenatural, aparecieron cantidades ingentes de harina del menguado hatillo que llevaba.
En otra ocasión, se hallaba el labrador rezando en Santa María Magdalena cuando unos jóvenes le advirtieron de que algo terrible iba a ocurrir: "levantaos padre Isidro, y acudid lo más rápidamente posible, porque un lobo voraz persigue a vuestro burro y lo acosa antes de herirlo de muerte..." .
El Santo, lejos de hacer caso a lo que los jóvenes le contaban, continuó orando y les dijo que olvidaran el asunto, que se haría la voluntad del Señor. Tras los rezos salió de la Iglesia para comprobar en qué había quedado todo y, para sorpresa de los presentes, hallaron al burro en perfectas condiciones y, al lobo, muerto y caído a su lado.
EVARISTO Y LORENA ALBERT.