Los llamados
Salones de Embajadores pueden servir como ejemplo de decoración renacentista. Estos salones en número de cuatro, ocupan toda el ala este y se iluminan cada uno de ellos con un
balcón que se abre al Pla, excepto el último
salón, que es el mayor, el cual tiene otro balcón que da al
patio. Su disposición, uno a continuación del otro, es la usual en los
palacios de la época. Los azulejos del suelo pintados en azul, son una reproducción exacta del antiguo pavimento
gótico. El artesonado formado por vigas de madera tallada y artesones de yeso esculpido, es plenamente renacentista, sus relieves, representan aves fantásticas y elementos vegetales o grutescos, están inspirados en las láminas de los libros sobre
arquitectura que procedentes de
Italia circulaban por toda Europa.