CREVILLENTE: v. con ayunt. de la prov. de Alicante (5 leg.) part. jud. de Elche (1), aud. terr. y c. g. de Valencia (25), dióc. de Orihuela (3). SIT. en las raíces orientales de unos montes que separan esta prov. de la de Murcia, entre el denominado Puntal de la Alcandía y el Picacho de San Cayetano, donde le combaten los vientos del E. y O., con CLIMA templado, aunque en el estío suele ser muy intenso el calor, padeciéndose comunmente calenturas, reumas y sobre todo muchas oftalmías. Tiene 900 casas, la de ayunt. y cárceles que son provisionales, 3 escuelas de niños, a las que concurren 260, dotada una de ellas con 2,600 rs.; 2 de niñas con 184 de asistencia, y 2,700 rs. de dotación; 1 igl. parr. (San Pedro y San Pablo), de segundo ascenso, servida por 1 cura, 2 vicarios y 7 placistas numerales, que forman clero: los primeros son de provisión real o del ordinario según el mes de la vacante, y los placistas los nombra el diocesano: hay dos ermitas del común de labradores, en que se celebra misa por los ecl. que nombran los mismos y aprueba el diocesano. El cementerio se halla extramuros á la dist. de unos 400 pasos. El TÉRM. confina por N. con el del Hondón de las Nieves (1 1/2 leg.); E. Elche (1); S. San Felipe Neri (id.), y O. Albatera (id.), extendiéndose 1 1/2 leg. en todas direcciones. En su radio se encuentran muchos montes, compuestos de greda y cantos rodados en capas casi horizontales, sumamente duras, que rotas á pico y desmenuzadas, forman un suelo apto para Ias viñas, algarrobos y olivos: en otro tiempo estuvieron cubiertos de pinos, especialmente en las cercanías de la ermita de San Cayetano; pero se han ido cortando para madera y leña, sin que se haya pensado en replantarlos, ni en dejar crecer los que nacen por aquel recinto, no escaso en vegetales nativos. En medio de tantos montes descuella al N. la famosa sierra denominada de Crevillente, en la que se guarecía a principios de este siglo una numerosa partida de ladrones capitaneada por Jaime el Barbudo o de la Sierra, que dejó nombradía en aquellos contornos. El TERRENO es naturalmente ingrato, aunque aquellos hab. han sabido transformarle enteramente con asiduo trabajo, ya descuajando eriales, ya taladrando montes, ya escavando canales subterráneos para encontrar manantiales con que aumentar el riego. Muchos que parecen copiosos al descubrirse, empobrecen muy pronto, huyendo al parecer las aguas para fatigar la constancia de aquellos hombres, que redoblando sus esfuerzos, las persiguen hasta asegurarlas. Asi lo han hecho en varias partes del térm., especialmente en la fuente principal, cuyos depósitos están ocultos en las entrañas del monte a 52 varas de su superficie, y a 1/2 leg. de la v. En este largo trecho están las costosas obras que hacen tanto honor a los de Crevillente. Desde la pobl. empieza un canal sólido de mamposteria que sigue 1/2 hora hasta encontrar la boca dé la mina, atravesando antes un barranco sobre un grande arco; la misma se prolonga por lo interior del monte 5.984 palmos hasta el depósito natural del agua dulce; y a los 5,128 se ve la confluencia de otro canal de 392 palmos que conduce a un depósito menos abundante. Tiene la mina 3 palmos de ancho con 8 1/2 de altura desde la boca hasta la confluencia; paredes y techo de mampostería, donde no se halló bastante sólido el terreno escavado; y 2 sendas angostas entre las cuales media el canal de las aguas. Desde la confluencia hasta los depósitos, el techo es más alto, en partes de 24 palmos, escavado en piedras negruzcas muy duras, sobre las cuales carga una parte del monte: es menor la carga a medida que se camina desde la confluencia hacia la boca, en cuyo trecho los pozos o respiraderos disminuyen de profundidad, siendo la mayor de 15 varas y la menor de 4. Las 500 varas que hay entre la confluencia y la escalera para bajar a la mina, son enteramente de yeso negro sumamente duro, en partes cristalizado: las restantes hasta la boca se escavaron en un terreno compuesto de cantitos rodados engastados en marga con tal cual pana. Hay en este trecho 14 respiraderos o pozos, y 15 en el resto de la mina. No contentos con todo esto tienen empezadas otras minas para buscar más aguas, siendo sumamente laudable el celo con que procuran aumentar de este modo la riqueza del país.