EL CAMPELLO HUELE A MAR
Brisas del Mediterráneo
sobre sus bellas laderas,
El Campello no es foráneo
y sueña con primaveras.
Olores de mar abierto
hacen grandes sus pasiones,
en un ambiente despierto
que se llena de razones.
Barcos que llegan deprisa
para amarrar en su puerto,
con olor que no se eclipsa
ni ven su presente incierto.
Nombres que tienen grabados
en sus rutas marineras,
El Campello ve logrados
ciertas sendas altaneras.
Olores que van dejando
pensamientos marineros,
y en sus playas van notando
amores aventureros.
El mar, la mar de El Campello
tiene de azul el semblante,
y en su puerto ves el sello
del marinero arrogante.
El mar soltando bramidos
en sus tardes machaconas,
y hay noches que son temidos
cómo fuerzas fanfarronas.
El mar marcando coraje
en sus largas turbulencias,
de nada vale el paisaje
sí triunfan las emergencias.
El Campello de Alicante
sabe de mares y viento,
sin perder nunca el talante
que dan muchos sufrimientos.
G X Cantalapiedra.
Brisas del Mediterráneo
sobre sus bellas laderas,
El Campello no es foráneo
y sueña con primaveras.
Olores de mar abierto
hacen grandes sus pasiones,
en un ambiente despierto
que se llena de razones.
Barcos que llegan deprisa
para amarrar en su puerto,
con olor que no se eclipsa
ni ven su presente incierto.
Nombres que tienen grabados
en sus rutas marineras,
El Campello ve logrados
ciertas sendas altaneras.
Olores que van dejando
pensamientos marineros,
y en sus playas van notando
amores aventureros.
El mar, la mar de El Campello
tiene de azul el semblante,
y en su puerto ves el sello
del marinero arrogante.
El mar soltando bramidos
en sus tardes machaconas,
y hay noches que son temidos
cómo fuerzas fanfarronas.
El mar marcando coraje
en sus largas turbulencias,
de nada vale el paisaje
sí triunfan las emergencias.
El Campello de Alicante
sabe de mares y viento,
sin perder nunca el talante
que dan muchos sufrimientos.
G X Cantalapiedra.