Los ilicitanos de más edad lo recuerdan aún convertido en
fábrica textil e incluso, de forma intermitente, en cárcel. El espectacular proceso de rehabilitación seguido por el
palacio de Altamira, o alcázar de la Señoría, lo convierte en una de las fortalezas mejor conservadas de la provincia de
Alicante, al tiempo que imprescindible punto de referencia
monumental y vital para la ciudad.
Residencia de los señores de
Elche entre los siglos XV y XIX, su
torre del
Homenaje albergó también a monarcas -Jaime II, Pedro IV y los Reyes Católicos- durante su estancia en la villa y acogió las sesiones del Consejo General de la ciudad hasta el siglo XV.