Venerada primeramente en una de las
capillas laterales, en 1656 fue situada en el
retablo del
altar mayor en donde se improvisó una
hornacina. Dado lo envejecido de dicho retablo y la mala situación de la imagen de la Patrona –«estava molt alta i en un forat», señala un documento de la época-, se procedió a la construcción de un nuevo retablo. Tras la correspondiente subasta pública realizada en 1671, fue tallado por el
escultor Antonio Caro, llamado «el Viejo».