ESTACION DE LA ENCINA

Altitud: 630 m.  Gentilicio: Encinense 
Hoy amanece en ESTACION DE LA ENCINA a las 08:53 y anochece a las 18:46
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Situación:

Junto a la carretera nacional Alicante-Madrid. Es el último pueblo de Alicante en dirección norte, este y oeste, sentidos en los que encuentra inmediatamente los límites de provincia de Albacete (norte y oeste) y Valencia (este).

Ayuntamiento:

No tiene. Es pedanía de Villena, pero no dispone ni sede de alcaldía pedanea.

Monumentos:

«La Encina a sus ferroviarios», escultura de metal en recuerdo a la principal actividad del poblado durante décadas. Se encuentra en el parque de la Av. Constitucion, donde también hay rescatados diferentes objetos relacionados con el ferrocarril: señales, básculas, etcétera.

Fiestas:

San Juan Bautista, patron del poblado. Se celebran el fín de semana posterior al 24 de junio que incluye la plantá de una falla, las festeras visten la indumentaria tradicional alicantina, la falla es una critica de la actualidad del pueblo.

Historia:

El poblado de La Encina surge en la segunda mitad del siglo XIX con la implantación del ferrocarril. El tendido de las líneas desde Madrid al Mediterráneo convierte los terrenos de la antigua Venta de la Encina en un lugar estratégico, al instalarse la bifurcación con destino a Valencia y Alicante.

A raiz de la construcción de la estación, (una de las más importantes por equipamiento de toda la región y lugar de confluencia obligado por los numerosos transbordos que en ella se realizaban), surge el pueblo para cubrir las necesidades de vivienda y servicios de los ferroviarios. La población llegó a ser hasta de 1.600 habitantes en la década de los cincuenta del siglo XX, para ir decayendo con la mejora técnica del ferrocarril. La construcción de un by-pass hizo perder casi toda su importancia a la estación, convertida actualmente en poco más que un apeadero y depósito de vagones.

El poblado, con menos de 200 personas de población estable, está formado por apenas tres calles longitudinales pero ha sobrevivido a la desaparición del ferrocarril, aunque han desaparecido prácticamente todos los comercios y servicios (apenas quedan una panadería, un bar, una mínima escuela primaria y un centro de asistencia primaria).

En verano es un tradicional refugio vacacional, aunque no dispone de infraestructura hotelera.

En los años veinte intentó segregarse de Villena, peticion desestimada por esta villa.