Hasta la expulsión de los moriscos (1609) tuvo una abundante población islámica bajo el señorío de distintos nobles aragoneses. El 22 de junio de 1644, se produjo un terremoto que destrozó el
castillo; en diciembre del mismo año volvió a repetirse otro seísmo de gran intensidad. El último Cardona, marqués de
Guadalest, murió sin descendencia en 1699 y esto provocó una serie de problemas que terminaron al recaer el marquesado en la persona del marqués de Ariza. La expulsión de los moriscos de
España fue ordenada por el rey Felipe III y llevada a cabo de forma escalonada entre 1609 y 1613. Los primeros moriscos expulsados fueron los del Reino de
Valencia, a los que siguieron los de
Andalucía,
Extremadura y las dos Castillas, en la Corona de Castilla, y los de la Corona de
Aragón. Los últimos expulsados fueron los del Reino de
Murcia, primero los de origen granadino, y más tarde los del
valle de Ricote y el resto de moriscos antiguos. Tras la promulgación de los decretos de expulsión, se celebró el 25 de marzo de 1611 en
Madrid una
procesión de acción de gracias «a la que asistió S. M. vestido de blanco, muy galán», según relató un cronista. En total fueron expulsadas unas 350 000 personas, la mayoría de ellas de los reinos de Valencia y de Aragón que fueron los más afectados, ya que perdieron un tercio y un sexto de su población, respectivamente.