EL ADIOS DEL MARINERO
En la tarde luminosa
se despide el marinero,
su mirada temblorosa
busca su amor verdadero.
Con el corazón llorando
en su rumbo aventurero,
a su espalda va dejando
su sentimiento sincero.
En su despedida triste
el mar le ofrece consuelo,
sabe que en su vida existe
mucho raro desconsuelo.
El mar le tiene delante
esperando su regreso,
con un brillo tan radiante
que quiere quitarle peso.
Marinero de aventuras
por los mares de la tierra,
conociendo las locuras
en que su oficio se encierra.
El mar le espera sin prisa
en su fuerte singladura,
sufriendo tal vez la brisa
que a veces causa amargura.
La mar le llena de luces
en sus mañanas floridas,
para así quitarse cruces
de sus largas despedidas.
El mar, la mar, marinero,
se va el barco navegando,
quizá buscando un te quiero
que lejos vive esperando.
Son tristes las despedidas
si el alma queda llorando,
las ilusiones perdidas
regresaran navegando.
G X Cantalapiedra.
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