Cerrando el
Palacio del Marqués de Dos
Aguas por su parte oeste, la
iglesia de
Onil, junto con su
torre del
campanario, se convirtieron en parte defensiva de esta fortaleza, desde el s. XVIII. De una sola nave, este templo, rodeado por un sinfín de pilares de
piedra con
capiteles y
arcos de medio punto, ofrece en su interior una colección de pintadas al fresco, representando virtudes teologales y cardinales. Pero la joya de la corona se encuentra en su
altar mayor, los restos de madera tallada policromada en oro aún están presididos por la talla de Santiago Apóstol, cuyo valor
artístico es incalculable.