SETENTA Y DOS AÑOS HACE QUE MURIÓ MIGUEL HERNÁNDEZ
La memoria sigue viva
al recordar su pasado,
su recuerdo me motiva,
“Miguel del verso labrado”.
Setenta y dos años hace
que en la cárcel falleció,
pero su fama renace
leyendo lo que escribió.
Vientos del pueblo se notan
en sus sueños primorosos,
parece que a veces flotan
y se sienten orgullosos.
Desde Orihuela su tierra
Miguel soñando caminos,
él fue parte de una guerra
de llantos y desatinos.
Las cárceles son testigos
que le marcaron su vida,
sufriendo raros castigos
con su libertad perdida.
Alicante le recibe
con su salud quebrantada,
y en la cárcel él escribe
su despedida anunciada.
Pasan los años deprisa
y su tumba es visitada,
parece tener la brisa
de la gente iluminada.
Hizo de versos lecciones
con dignidad y dulzura,
vive sembrando emociones
y aumentando la cultura.
Sus pasos por esta vida
están marcados con penas,
Miguel sufriendo la herida
de sus penosas condenas.
Setenta y dos años muerto,
entre versos recitados,
recordarle es un acierto
en estos tiempos marcados.
Han de pasar muchos años
sin que se olvide su nombre,
recordando ciertos daños
que dan dignidad al hombre.
Versos llenos de esperanza
que se recitan cantando,
Miguel nos dejó templanza
y hoy le vamos recordando.
Nadie borrará su historia
por mucho que le condenen,
guardamos en la memoria
palabras que si convienen.
Vientos del pueblo cantando
las tristezas de su vida,
al tiempo que van logrando
poder curar cierta herida.
Miguel de niño yuntero
por los campos españoles,
a la vez de ser cabrero
y sufrir grandes calores.
Orihuela fue su cuna
entre palmeras gigantes,
Miguel no tuvo fortuna
caminó con emigrantes.
Hay poetas que no mueren
aunque se pasen los años,
sus poemas siempre quieren
seguir subiendo peldaños.
Hoy descansa en Alicante
la ciudad de su destino,
su fama sigue radiante
y el pueblo le hace divino.
G X Cantalapiedra 28 – 3 – 2014
La memoria sigue viva
al recordar su pasado,
su recuerdo me motiva,
“Miguel del verso labrado”.
Setenta y dos años hace
que en la cárcel falleció,
pero su fama renace
leyendo lo que escribió.
Vientos del pueblo se notan
en sus sueños primorosos,
parece que a veces flotan
y se sienten orgullosos.
Desde Orihuela su tierra
Miguel soñando caminos,
él fue parte de una guerra
de llantos y desatinos.
Las cárceles son testigos
que le marcaron su vida,
sufriendo raros castigos
con su libertad perdida.
Alicante le recibe
con su salud quebrantada,
y en la cárcel él escribe
su despedida anunciada.
Pasan los años deprisa
y su tumba es visitada,
parece tener la brisa
de la gente iluminada.
Hizo de versos lecciones
con dignidad y dulzura,
vive sembrando emociones
y aumentando la cultura.
Sus pasos por esta vida
están marcados con penas,
Miguel sufriendo la herida
de sus penosas condenas.
Setenta y dos años muerto,
entre versos recitados,
recordarle es un acierto
en estos tiempos marcados.
Han de pasar muchos años
sin que se olvide su nombre,
recordando ciertos daños
que dan dignidad al hombre.
Versos llenos de esperanza
que se recitan cantando,
Miguel nos dejó templanza
y hoy le vamos recordando.
Nadie borrará su historia
por mucho que le condenen,
guardamos en la memoria
palabras que si convienen.
Vientos del pueblo cantando
las tristezas de su vida,
al tiempo que van logrando
poder curar cierta herida.
Miguel de niño yuntero
por los campos españoles,
a la vez de ser cabrero
y sufrir grandes calores.
Orihuela fue su cuna
entre palmeras gigantes,
Miguel no tuvo fortuna
caminó con emigrantes.
Hay poetas que no mueren
aunque se pasen los años,
sus poemas siempre quieren
seguir subiendo peldaños.
Hoy descansa en Alicante
la ciudad de su destino,
su fama sigue radiante
y el pueblo le hace divino.
G X Cantalapiedra 28 – 3 – 2014