Ancho de vía red en ferroviaria española
El ancho de vía es la distancia entre las dos caras activas de las cabezas de los carriles, medida a una altura de 14,5 mm (±0,5 mm) por debajo del plano de rodadura. Una de las principales diferencias entre las líneas convencionales y las de Alta Velocidad es el ancho de vía, siendo el primero de 1668 mm, llamado comúnmente ancho ibérico, y el segundo de 1435 mm, llamado comúnmente ancho de vía internacional.
Las razones por las que existe una diferencia de ancho no son meramente técnicas, sino históricas. Hacia el año 1830, los constructores de Europa y de Norteamérica adoptaron el ancho de 1435 mm (56 pulgadas y media) del proyecto de George Stephenson, director de la primera línea férrea pública del
mundo, que se basó en los tendidos de vía para vagonetas de mina; empíricamente se había demostrado que era la dimensión más adecuada para
el arrastre por medios humanos o con caballerías. La normalización internacional de este ancho no se produjo hasta la Conferencia de Berna de
1887. Pero España optó deliberadamente por el ancho de 1668 mm (el equivalente a seis pies castellanos de la época). Se ha especulado que esta adopción de ancho obedecía a una forma de protección contra la invasión francesa pese a estar ya en la segunda mitad del siglo XIX. Argumentos más técnicos apuntan a que siendo España un país de orografía accidentada, las fuertes pendientes de los trazados exigirían el uso de locomotoras más potentes y, por lo tanto, de calderas mayores, obligando a ensanchar el conjunto mecánico y, por ende, la vía.
J. J. C.
El ancho de vía es la distancia entre las dos caras activas de las cabezas de los carriles, medida a una altura de 14,5 mm (±0,5 mm) por debajo del plano de rodadura. Una de las principales diferencias entre las líneas convencionales y las de Alta Velocidad es el ancho de vía, siendo el primero de 1668 mm, llamado comúnmente ancho ibérico, y el segundo de 1435 mm, llamado comúnmente ancho de vía internacional.
Las razones por las que existe una diferencia de ancho no son meramente técnicas, sino históricas. Hacia el año 1830, los constructores de Europa y de Norteamérica adoptaron el ancho de 1435 mm (56 pulgadas y media) del proyecto de George Stephenson, director de la primera línea férrea pública del
mundo, que se basó en los tendidos de vía para vagonetas de mina; empíricamente se había demostrado que era la dimensión más adecuada para
el arrastre por medios humanos o con caballerías. La normalización internacional de este ancho no se produjo hasta la Conferencia de Berna de
1887. Pero España optó deliberadamente por el ancho de 1668 mm (el equivalente a seis pies castellanos de la época). Se ha especulado que esta adopción de ancho obedecía a una forma de protección contra la invasión francesa pese a estar ya en la segunda mitad del siglo XIX. Argumentos más técnicos apuntan a que siendo España un país de orografía accidentada, las fuertes pendientes de los trazados exigirían el uso de locomotoras más potentes y, por lo tanto, de calderas mayores, obligando a ensanchar el conjunto mecánico y, por ende, la vía.
J. J. C.