Yo soy yo, mi circunstancia y mis decisiones me definen.
Nuestras circunstancias, esos factores externos que determinan nuestros escenarios sociales, también conforman nuestra identidad.
Así, en buena medida el producto de nuestras decisiones está condicionado por nosotros y nuestras decisiones, pero también por las particularidades del momento y el lugar.
No obstante, estamos obligados a tomar adecuadas decisiones para no perder nunca nuestra sensación de control.
Por esta razón, cuando el filósofo Ortega y Gasset afirmaba eso de ” Yo soy yo y mi circunstancia; si no la salvo a ella, no me salvo yo” hacía referencia a la fuerza de dicha unión. La que existe entre quién somos y lo que nos rodea. Es decir, cada uno de nosotros estamos lo queramos o no, condicionados por las limitaciones y libertades que nos facilita el entorno.
Debemos por tanto aprender a movernos entre estos caminos con sus alambradas para construir nuestra vida, para sacar de cada circunstancia una adecuada oportunidad.
Y dicho esto, la conclusión es que la palabra circunstancia recoge un marco mucho más amplio del que pensamos: la familia, la sociedad, la cultura, un cuerpo determinado con sus características físicas y psicológicas, la personalidad y el carácter, etc. El “yo”, de hecho, se forma al entender su propia circunstancia y al darle una explicación unida a la de los demás.
J. J. C.
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