EL FARO DE SANTA POLA
En las noches tenebrosas
cuando el mar levanta el vuelo,
existen luces hermosas
de esas que te dan consuelo.
El faro de Santa Pola
testigo de luz y viento,
en su soledad implora
que no le falte el aliento.
Mirando al Mediterráneo
quiere mostrarnos su signo,
el faro parece un cráneo
en aquel alto divino.
La luz que desprende el faro
hace seguro el camino,
su paisaje no es tan raro
aunque le adorna algún pino.
De Santa Pola a Alicante
casi en mitad del camino,
el faro vive arrogante,
nadie le ve un desatino.
La marisma le respeta
esa altura de montaña,
cuando la noche es inquieta
su luz no parece extraña.
Le admiran los marineros
cuando navegan de noche,
los barcos aventureros
jamás le hicieron reproche.
Es bonito su paisaje
cuando marchas navegando,
si existe poco oleaje
a el faro vas admirando.
Esta tierra alicantina
de recuerdos y sabores,
se vuelve a veces divina
si vives ciertos amores.
G X Cantalapiedra.
En las noches tenebrosas
cuando el mar levanta el vuelo,
existen luces hermosas
de esas que te dan consuelo.
El faro de Santa Pola
testigo de luz y viento,
en su soledad implora
que no le falte el aliento.
Mirando al Mediterráneo
quiere mostrarnos su signo,
el faro parece un cráneo
en aquel alto divino.
La luz que desprende el faro
hace seguro el camino,
su paisaje no es tan raro
aunque le adorna algún pino.
De Santa Pola a Alicante
casi en mitad del camino,
el faro vive arrogante,
nadie le ve un desatino.
La marisma le respeta
esa altura de montaña,
cuando la noche es inquieta
su luz no parece extraña.
Le admiran los marineros
cuando navegan de noche,
los barcos aventureros
jamás le hicieron reproche.
Es bonito su paisaje
cuando marchas navegando,
si existe poco oleaje
a el faro vas admirando.
Esta tierra alicantina
de recuerdos y sabores,
se vuelve a veces divina
si vives ciertos amores.
G X Cantalapiedra.