Es posible que las personas nos acerquemos al
mar solo buscando un poco de paz, esa que nos regala el simple hecho de detener el acelerado ritmo del día para observar. Y así, sin pretenderlo, quizá sin saberlo, disfrutamos de una relajante meditación. Por un momento no existe más tiempo que el aquí y el ahora.
SOLEDAD
En ti estás todo, mar, y sin embargo,
¡qué sin ti estás, qué solo,
qué lejos, siempre, de ti mismo!
Abierto en mil heridas, cada instante,
cual mi frente,
tus olas van, como mis pensamientos,
y vienen, van y vienen,
besándose, apartándose,
en un eterno conocerse,
mar, y desconocerse.
Eres tú, y no lo sabes,
tu corazón te late y no lo siente...
¡Qué plenitud de soledad, mar solo!