ROMPEOLAS AL FARO DE TORREVIEJA
El camino nos acerca
a ese Faro reluciente,
veo el futuro más cerca
aunque menos complaciente.
Siento las olas con fuerza
y las gaviotas volando,
parece que el viento tuerza
la ilusión que fui soñando.
Piedras que paran las olas,
y rompen su don divino,
en las noches sufren solas
lo duro de su destino.
Paseando en el Rompeolas
siento brisas marineras,
que con sus piedras decoran
historias aventureras.
Tardes llenas de ilusiones
queriendo llegar al Faro,
despedidas y emociones
que Torrevieja da amparo.
La escultura femenina
con su triste despedida,
adorna la bella esquina
que da a su puerto salida.
Ese Faro reluciente
lleno de luz y armonía,
es un camino paciente
que a veces da sintonía.
Al pisar en su madera
el corazón se me agita,
parece que allí la espera
con su brisa es más bonita.
El camino nos acerca
a ese Faro reluciente,
veo el futuro más cerca
aunque menos complaciente.
Siento las olas con fuerza
y las gaviotas volando,
parece que el viento tuerza
la ilusión que fui soñando.
Piedras que paran las olas,
y rompen su don divino,
en las noches sufren solas
lo duro de su destino.
Paseando en el Rompeolas
siento brisas marineras,
que con sus piedras decoran
historias aventureras.
Tardes llenas de ilusiones
queriendo llegar al Faro,
despedidas y emociones
que Torrevieja da amparo.
La escultura femenina
con su triste despedida,
adorna la bella esquina
que da a su puerto salida.
Ese Faro reluciente
lleno de luz y armonía,
es un camino paciente
que a veces da sintonía.
Al pisar en su madera
el corazón se me agita,
parece que allí la espera
con su brisa es más bonita.