Como es lógico, por aquellos tiempos no existían las emisoras de radio ni los teléfonos móviles, aunque estos tampoco resultan de utilidad hoy en día —a no ser que operen con
señal satelital—, a bordo de una
embarcación pesquera que faena a varias millas de la costa, ya que solo los grandes
barcos vacacionales (cruceros) disponen de antenas repetidoras para ofrecer cobertura móvil y, según parece, a una tarifa que determina la propia compañía de vacaciones.