Continuando con el patrimonio inmueble que tanto llama nuestra atención, es hora de hablar de uno de los elementos que mejor nos acercan a la Edad Moderna y que han ayudado a proteger esta ciudad durante siglos. La riqueza de la Villa fue objetivo de piratas y corsarios que vieron en las costas de
Alicante una oportunidad para conseguir un suculento botín y enriquecerse a costa de los bienes ajenos. Para protegerse, durante el reinado de Felipe II, se levantaron diversas
torres de vigilancia para alertar a la población de la presencia de piratas en las proximidades y evitar sorpresas inesperadas. Estas torres se repartían por toda la comarca, contando el término municipal con al menos seis de ellas.