Conocemos todavía mal la importante ciudad Ibérica cuyos restos yacen bajo el
casco antiguo, y que debe corresponder con la Alonís que citan los geógrafos griegos de la época. Los mejores restos arqueológicos del periodo ibérico son los testimonios de un
santuario y de dos necrópolis. El santuario ibérico se hallaba en el Tossal de La Malladeta, desde el siglo V a. C. hasta el año 100 d. C. aproximadamente, en plena época
romana. Las dos necrópolis se sitúan en Poble Nou y la zona conocida como les Casetes, ambas con tumbas entre los s. VI a. C. y al menos el s. IV -V d. C., utilizadas durante mil años de forma ininterrumpida. En ellas se han hallado numerosas joyas fenicias de estilo orientalizante depositados como ajuares funerarios - entre las que destaca el collar del Poble Nou - e incluso objetos de origen etrusco y egipcio.