La nueva población, construida sobre el mismo cerro que ocupó dos mil años antes la ibérica, aprovechando su inmejorable situación, se organizó en forma de damero, con tres
calles paralelas y dos transversales, y fue creciendo en importancia gracias a su posición estratégica y sus recursos (
pesca,
agricultura,
comercio y construcción de
barcos). Durante los siglos XIV y XV, fue el único
puerto de la Marina Baixa autorizado por la Corona de
Aragón, mediante privilegio concedido por el rey Pedro IV el Ceremonioso, para embarcar cereales, aceite de oliva, vino, pasas,
almendras y otros
frutos..